“Cuantas menos ganado, más fuegos”, dicen en UPA explicando que el aprovechamiento tradicional del monte por parte del ganado supone el arma más efectiva para prevenir incendios forestales. Esto se debe a que el ganado controla el crecimiento de la vegetación, tanto herbácea como arbustiva y contribuye a conservar los caminos y los puntos de agua. Además, una ganadería extensiva fuerte lucha contra otros factores que favorecen a los incendios, como el despoblamiento y el envejecimiento de las zonas rurales.

Por este motivo, UPA ha reivindicado un Plan Estatal con suficientes recursos para la ganadería extensiva, un mejor trato en la PAC, un marco regulatorio específico y una promoción de la visibilidad y mejora de la consideración social de la ganadería extensiva. En este contexto es necesario que las políticas agroambientales se destinen a las explotaciones que hacen un uso sostenible del suelo y de los recursos pastorales.

La organización agraria pide prestar especial atención al caso del ovino, cuyo descenso del número de cabezas “es preocupante”. Y es que el censo ha bajado de 22,4 millones de animales en 2006 a 16,5 en 2015, lo que supone la pérdida del 26,5% del sector en nuestro país durante dicha década. El dato es todavía peor si atendemos a los últimos 15 años, puesto que en este tiempo hemos perdido 8 millones de cabezas, es decir, el 32% del total del sector del ovino español.

Está demostrado que en materia de incendios forestales es mucho más eficiente y menos costoso la inversión en prevención que en las tareas de extinción, y en este ámbito el fomento de la ganadería extensiva conlleva aparte de los evidentes beneficios medioambientales, su importancia como motor de desarrollo rural en cuanto a generación de empleo y actividad económica, fijando población y evitando el despoblamiento del medio rural. Ante esta situación, UPA pide una “apuesta firme y decisiva” por parte de los gobierno para que “salven el sector y el monte antes de que sólo queden cenizas de ambos”.