Abrió su emotivo discurso con un diálogo en primera persona con el Cristo de las Misericordias, homenajeó a un joven costalero fallecido , y terminó exhortando a los jóvenes a que sea Jesús quién recargue “la batería inagotable” de sus móviles

Miguel González Zambrano se ha convertido en el pregonero de la Semana Santa de Fuente del Maestre más joven de la historia. A sus 25 años, este docente, comunicador en la emisora municipal fontanesa y brillante cronista taurino, abría de forma oficial, el pasado domingo, en la Casa de la Cultura , la Semana Santa fontanesa con un pregón que a nadie dejó indiferente. En la décima edición de un evento más que consolidado, Miguel Zambrano acercó a los asistentes a la que definió como una “verdadera historia de amor”:  “Yo hoy he venido a contarles una historia, una historia de verdad, una historia de un padre hacia a unos hijos, que cuenta con más de dos mil años de antigüedad. Una historia de dolor, una historia de sufrimiento, de entrega, de pasión;  pero a la vez una historia de felicidad, una historia llena de vida.  En definitiva, yo me postraré ante este atril , mi Señor, para contarle a mi pueblo una verdadera y auténtica historia de amor”. Un amor que, como fue desganando a largo de su discurso, sigue siendo necesario en unos tiempos deshumanizados.

Un mensaje  claro, directo al corazón del público, que comenzó lanzando de un forma original y emotiva, desde su diálogo interior, en primera persona, con el patrón de los fontaneses, el Cristo de las Misericordias: “Hace unos días, cuando entré por la nave principal de nuestra parroquia, iba caminando por la crujía, y miré hacia arriba y ví el rostro dolorido del Señor de las Misericordias, que en el silencio me pareció que me preguntaba que si yo sabía ser pregonero(…). Yo me encuentro con una gran responsabilidad , noto un cosquilleo en el estómago  por aparecer en el  salón vestido de nazareno y oro, como el torero que se va  a enfrentar a la muerte, y después de una gran faena, llegue el momento del triunfo”.

Tras el arranque emocional con el que se metió a los espectadores en el bolsillo, comenzó el relato en tercera persona con la fórmula consabida, y no por ello menos mágica: “En aquel tiempo…”. Pero antes, se remontaba a su infancia, a los mágicos cinco años en los que empezó a dar sus primeros pasos como cofrade y costalero, un camino que compartió con un joven fontanés fallecido: “ Cinco años tenía cuando este servidor entró en la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima de la Soledad y San Juan Evangelista. La ilusión de un niño por ser costalero ya me reverdecía por dentro (…): Ahora me siento costalero de verdad. Pero no piensen ustedes que fui el único, porque siempre conmigo estuvo él, el que me acompañaba junto a San Juan. Él , este año me abandona, me ha dejado mi fiel compañero de paso. Pero permítanme decirles que hoy, en este noche primaveral,  en el cielo, junto a Dios y San Juan, se encuentra  mi gran compañero Ismael Galindo”.

A lo largo de esa historia que comienza con un hombre que entra aclamado como rey entre palmas,  que pasa por el extremo sufrimiento , y que termina con la victoria de la resurrección; M. G. fue lanzando mensajes al hombre de hoy, actualizando así el mensaje de amor incondicional que encierra dicha historia: “En el mundo de hoy dominado por la publicidad, por el materialismo, en el que miramos al lado y no a los que sufren, tenemos en Jesús la mayor lección de humildad y humanidad”. Comentó el pregonero que “Jesús sigue siendo torturado, azotado y crucificado”, en alusión a esos colectivos desfavorecidos a los que hay que ayudar, a las víctimas de las guerras, de las desigualdades, al sufrimiento eterno de las madres del mundo.

Finalmente, el joven pregonero pide ayuda a Dios para seguir cumpliendo con el  legado de amor incondicional, que nunca pasa de fecha:  “ Ayúdame a mirar las cosas como tú las ves”.  “Hoy Señor, yo quiero llamarme cristiano, quiero gritar a los cuatro vientos, como tú lo haces por la Calle Corredera, “amáos unos a los otros como yo os he amado”. Quiero ponerla siempre en mis labios. Ayúdame a cumplir tu palabra”.

Y cerró el discurso exhortando a los jóvenes a que sea Jesús quién recargue “la batería inagotable” de sus móviles, a través de una metáfora en la que Dios es la fuente de energía y la cobertura infinita de amor hacia ellos: “Tú, sin mí, eres un trasto inteligente pero inútil. Tú sin mí, te apagas. Tú sin mi amor, te agotas”. Así cerró, de nuevo de forma sorprendente, un pregón muy alejado del tono teológico, místico, barroco o historicista de sus nueve predecesores. “ La suerte de Miguel González”  – en términos taurinos – fue el acierto de contar y cantar desde el corazón, desde los sentimientos de un hombre de a pié a hacia otros que caminan a su lado por las calles de La Fuente, y que sienten exactamente lo mismo. Él le puso palabras y pasión: ésa es la grandeza de su discurso. Un discurso muy ovacionado.

Y a la altura del evento estuvo la actuación del “Coro “Aires de Ayer y de Hoy”. Un grupo de mujeres que interpretaron, también de forma sencilla, con amor y un profundo respeto a lo que hacen, cuatro temas: Un canto de peregrinos, otro dedicado a la figura del costalero, un Padre Nuestro Cofrade y una Salve a la Virgen de La Candelaria musicada por la Directora, M. José Morgado.

En definitiva, un acto brillante para dar paso a la Semana Santa en la localidad.