El próximo día 31 termina la campaña de excavaciones que está realizándose en el yacimiento tartésico de El Turuñuelo, situado en el término municipal de Guareña. Los hallazgos que vienen realizándose en este yacimiento -donde se excava un templo de enorme singularidad constructiva y sorprendentes restos que dejaron quienes lo usaron- han despertado una expectación que ha traspasado desde desde el mundo de la arqueología a los ciudadanos en general. Tiene 2.500 años de antigüedad.

Los hallazgos más numerosos de esta civilización se habían realizado hasta el momento en la cuenca del Guadalquivir y no en la del Guadiana.

Los restos del templo se encuentran situados en una finca particular, en el extremo de una plantación de tomates, y van saliendo de las entrañas de un montículo artificial donde hasta ahora se sembraban garbanzos y que hace siglos crearon quienes, por razones aún desconocidas, incendiaron este templo y lo cubrieron de tierra para evitar que fuera profanado.

La capa de cenizas contribuyó a la mejor conservación del edificio que ahora se excava.

El  lugar fue visitado en la tarde de ayer por el presidente de la diputación provincial de Badajoz, Miguel Ángel Gallardo, a quien acompañaba, el director general de Desarrollo Rural de la Junta de Extremadura, Manuel Mejías; y los alcaldes de Guareña, Abel González Ramiro; de Valdetorres, Almudena García y el alcalde de Cristina, Lucas Sancho, entre otras personas.

En el lugar se encontraban excavando en ese momento diez personas junto a los directores de los trabajos, los arqueólogos Esther Rodríguez y Sebastián Celestino.

La Diputación pacense contribuye a la financiación de esta excavación que durante el verano entrará en periodo de análisis y recapitulación de datos y que se espera poder continuar en el próximo otoño.

Entre los hallazgos más llamativos hasta el momento se encuentra una hermosa escalera de once peldaños, los primeros de los cuales están construidos en pizarra y otros a base de sillares de cal, que lleva a un segundo piso inédito hasta ahora en este tipo de edificios. En estos momentos, el equipo científico de la excavación planea minuciosamente la forma de acceder a ese segundo piso de la manera menos invasiva para la estructura del edificio.

Igualmente llama la atención una pesada bañera de cal encontrada en una de las habitaciones, un espacio ritual donde también se localizaba una pileta.

En la tarde de ayer se trabajaba también en los alrededores una oquedad donde se han encontrado los restos de dos caballos provistos de sus correspondientes arreos, que sólo están descubiertos de forma parcial hasta el momento.

Los demás restos analizados han proporcionado ya un conocimiento bastante aproximado del estilo de vida que se desarrolló en este edificio. Así se deduce de los bronces de calidad extraordinaria, cerámica griega o restos de alimentos, entre los que hay carnes y conchas de mariscos. O de la vajilla, nada menos que un conjunto de 200 platos que lleva a pensar que aquí se reunían de forma ocasional grupos grandes de personas que compartían ceremonias religiosas y su posterior celebración festiva.

La primera aproximación a este yacimiento se realizó en 2013 y se han desarrollado campañas de excavación sólo durante tres años.

Al Turuñuelo aún le queda mucho por contar.