Como todos los años, el 3 de diciembre se celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad.

Para este año, y por decreto, se propuso tener eliminadas todas las barreras arquitectónicas de los ayuntamientos y edificios públicos procurando así un mejor acceso para todos. Más si cabe, para aquellos con discapacidad o movilidad reducida.

Cumplido prácticamente el plazo y cuatro años después de que la orden entrara en vigor, queda muy lejos el acceso universal a ciertos lugares públicos del mencionado colectivo.

Organizaciones de discapacidad han salido a la calle en señal de protesta ante esta situación.

De un tiempo hasta ahora, he podido comprobar, más si cabe aún, la dificultad que entraña poder entrar en dichos organismos si tienes dificultad al caminar, si vas sentado en tu silla de ruedas, scooter o cualquier motivo que te impida llegar a cualquier lugar que te propongas.

Y no solo debemos hablar de órganos oficiales. Lugares de ocio y cultura así como el transporte público también deben tener como prioridad la eliminación de cualquier barrera a la hora de hablar de accesibilidad.

Como persona con discapacidad y movilidad reducida aplaudo el camino recorrido en esta materia.

Aún queda mucho camino que recorrer… No todo está perdido.