Víctor Monge, Serranito (Madrid, 1942) representa, junto a sus contemporáneos Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar, un referente en el mundo del flamenco y una de las más importantes aportaciones de la guitarra flamenca del siglo XX; y con esta misma presentación arranco la conversación con el maestro para esta entrevista, con motivo del homenaje que el domingo día 13, le ofrecerán en el Teatro Flamenco Madrid (www.teatroflamencomadrid.com) El maestro me responde que ‘lo que tiene más mérito es que hayas trabajado, hayas estudiado, hayas creado lo suficiente para haberte ganado un sitio en ese trío magnífico que creo que formamos del siglo XX’. Un lugar que a partir de las 22,00 horas, le otorgarán artistas de la talla de Gerardo Núñez, Rafael Riqueni, Pepe Habichuela, Carmen Linares, David Pino, Vicente Soto ‘Sordera’ o el extremeño Javier Conde. A propósito de la presencia de uno de  nuestros mejores guitarristas flamencos concertistas de Extremadura se apresura a decirme que ‘ahora mismo lo estoy esperando en casa’. En cambio, en la de los aficionados, en la de todos los que amamos el flamenco y el arte en general, Serranito siempre está presente. Homenaje así, a un maestro de la guitarra y de la vida, porque solo un grande como él podría decirle a esta periodista que él sigue aprendiendo ‘sobre todo de los más jóvenes’. Bendita humildad, esa séptima cuerda que solo suena en la guitarra de los maestros.

Un homenaje en toda regla, ¿no es cierto maestro?

Bueno, no sé si un homenaje merecido, porque son ellos los que lo tienen que valorar pero, aunque creo que aunque sea solo por tantos años de lucha, trabajo y de crear tanta música y de dejar algo en la historia…, no solo por mi, sino por la carrera, por el flamenco…, ahí está.

Una noche con artistas de primera…, no están todos los que son, pero sí son todos los que están…

No están todos los que tienen que estar porque no están aquí y además, ¡es que entonces sería un espectáculo de cuatro horas!, Vicente Amigo, Manolo Sanlúcar…, se encuentran en otros compromisos…, están trabajando en otros sitios, volando…, Cañizares está en Japón, por ejemplo, pero todos han contestado, no a mi, sino a María Larroca, impulsora de este homenaje, y a Ángel Rojas, director artístico del Teatro Flamenco Madrid que es el anfitrión de esta gala…, todos son mis amigos de verdad, grandes admiradores,

Cuando a uno lo tratan como referente representativo de ‘precocidad, genialidad y fecundidad’, ¿cómo se siente uno?

Pues hombre, yo llevo muchos años acostumbrado a que me traten muy bien (se ríe) mal al principio y muy bien al final (se vuelve a reír) Eso es lo que tiene más mérito, eso es lo que hace que hayas trabajado, hayas estudiado, creado lo suficiente para haberte ganado un sitio en ese trío magnífico que creo que formamos del siglo XX. Creo que fue un golpetazo a la guitarra flamenca el trío formado junto a Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar. Un empujón muy fuerte para ahora estar muy cerca del cielo, junto a Paco también.

Le definen, como uno de los compositores que más cuidado pone en el equilibrio entre la inspiración y la técnica. ¿Cómo se consigue eso?

¡Pues trabajando y estudiando mucho, hija! También creo que escuchando a todo el mundo, aprendiendo de todos, y no hace falta que sea solo a las grandes figuras, sino de todos los que saben tocar la guitarra, cantan, bailan y ponen su corazón. Yo he ido aprendiendo un poco de cada uno cuando era niño. Ahora que soy un ‘abuelete’ sigo pensando lo mismo y haciendo exactamente igual. Aunque no lo parezca, yo aprendo de los jóvenes, yo les he dado todo lo mío y lo sigo haciendo, pero ellos a mi me dan una especie de ‘refresco’ a la cabeza ofreciéndome otras cosas. Y ahora, en estos momentos, estoy creando unas cosas a mi aire, con mi acento, formas y maneras, pero con un poco de ese aire fresco.

Cuando empezó, ¿quiénes eran sus referentes?

Al principio desde luego, como figuras grandes, Sabicas, que aunque lo teníamos en América nos llegaban algunos discos y quizás fuera el maestro de todos, ¡un poco por correspondencia!. A mi el que más me llegaba y del que creo que más he aprendido ha sido del ‘Niño Ricardo’ escuchándole a él lo máximo posible…, y era muy difícil en esa época…, ahora con los medios que hay es más fácil estudiar. Pones un ‘aparato’ y escuchas al que quieras

¿Lo tienen más fácil ahora los jóvenes que se acercan a la guitarra flamenca?

En ese aspecto, sin dudarlo. Algunos de mi época, ¡se daban la vuelta para que no aprendieras! No todos, pero existían algunos, sin embargo ahora no pueden hacerlo. Ahora se quedan plasmados ante la imagen. Por eso digo que ahora estoy aprendiendo tanto de tantos jóvenes. Algunos de ellos me gustan muchísimo, y todos en realidad hacen el esfuerzo por seguir adelante.

¿Qué diferencia hay entre la guitarra de ahora y con la que comenzó usted?

Hay mucha, muchísima diferencia. La forma de tocar, cuando yo empezaba y lo que empiezan a hacer ahora, ¡y que ya hacen con la guitarra! Lo mismo que conseguimos nosotros ya lo están consiguiendo ellos. Quizás el flamenco en este momento en la guitarra, en el mundo, sea uno de los géneros que atrae a más público porque siendo algo que ya es viejo, es algo nuevo, algo que se ha conservado y se ha mejorado.

Uno de los artistas que estará en su homenaje será el extremeño Javier Conde, ¿qué me puede decir de él?

Pues que es uno de los guitarristas que yo conozco que más temas míos toca. Le conocí a través de su padre cuando era un niño, de 9 o 10 años. Ahora mismo le estoy esperando en mi casa  porque va a tocar una de las cosas que yo hice, más o menos conocidas, ‘El pájaro campana’ y lo toca fenomenal. Le estoy esperando para ¡ponernos de acuerdo! (y vuelve a reír).

Palop Flamenco