Se presentó anoche en el Parador de Guadalupe el libro “Sentimiento y conciencia” en torno al municipio cacereño y su Real Monasterio, uno de los mayores símbolos de Extremadura. Promovido y coordinado por Francisco Muñoz desde el Área de Cultura de la Diputación de Badajoz, el trabajo es una obra coral donde diferentes autores escriben sobre la referencia guadalupense en múltiples enfoques y sugerencias, tantas como firmas colaboradoras. O como dirían en el Renacimiento, una miscelánea, una variedad de planteamientos -vitales, creados, recreados, investigados…-, como corresponde a los 17 autores que aparecen en el índice.

En el prólogo de la obra, escrito por el presidente de la institución provincial, Miguel Ángel Gallardo, se concreta que “la condición es   hablar de asuntos, vivencias o sentimientos que tienen que ver con Guadalupe. El resultado nos aporta, en su mayoría, textos de creación escritos desde el sentimiento. Algunos bellísimos. Otros -sobre todo el del presidente Ibarra- abundan en el caudal fecundo (conciencia de sí mismos, origen…) que Guadalupe regala a los extremeños. O como el artículo de Juan Gil (gran humanista, catedrático emérito de la universidad sevillana), de investigación, y escrito con sencillez admirable, que navega como un trasatlántico en medio del libro”.

En el acto de presentación, conducido por Nieves Moreno, intervinieron el expresidente de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, responsable de uno de los textos, que contó reveladoras anécdotas de las relaciones del poder civil y eclesiástico en la región y de su buena sintonía con la comunidad de frailes que rige el monasterio y el alcalde de Guadalupe, Felipe Sánchez Barba, que recordó los merecimientos de su localidad y el Monasterio de Guadalupe para ser Patrimonio de la Humanidad. Asistieron, igualmente, las diputatas provinciales Cristina Núñez y María Angeles Calvo.

Estuvo presente también la escritora Irene Sánchez Carrón, para quien la red de caminos de peregrinaje que llevan a Guadalupe simulan “una mano abierta dispuesta a acogernos a todos”.

Por su parte, Fray Guillermo Cerrato afirmó que de este libro inspirado por Guadalupe se desprende una “extremeñidad incluyente, universal y global”. Y Francisco Muñoz, autor del epílogo, recordó la importancia que han tenido en su vida los viajes que, desde su infancia, ha realizado a Guadalupe.20151030104802_f5

Otros escritores que intervienen en el libro son Pilar Galán, Gonzalo Hidalgo Bayal, Álvaro Valverde, Teresiano Rodríguez Núñez, Ruíz de Gopegui que también se situó entre el público asistente, Martínez Mediero, Luis Pastor, Juan Margallo, Juan Gil, Alonso Guerrero, Miguel Murillo, Eugenio Fuentes, Antonio Ventura y Fray Oterino Villasante.

El acto se celebró en uno de los salones del Parador de la localidad, ante un público expectante en el que había representación de los Caballeros y Damas de Guadalupe.

Las referencias a Guadalupe son tan diversas en el libro como las propuestas literarias de sus capítulos, ya sean históricas, artísticas, espirituales, monumentales, paisajísticas o identitarias del espíritu extremeño. Así lo anuncia Miguel Ángel Gallardo en su prólogo al hablar de un libro singular por la multiplicidad de enfoques y la nómina de autores escogidos. O como precisa Muñoz Ramírez al hablar de “tierra de peregrinación”, de “Zurbarán” y de esa “capacidad de sorprender a todos” que “permanece intacta”.

Es indudable que Guadalupe es un santuario mariano: la talla de la “Morenita de las Villuercas”, que según la tradición, fue encontrada por el pastor Gil Cordero, preside el santuario. Pero es también un enclave cultural -Patrimonio de la Humanidad- de primer orden: la Escuela de Medicina medieval, Zurbarán…E histórico: los Reyes Católicos, Colón y la colonización americana.

“Guadalupe, sentimiento y conciencia” propone un paseo por los caminos que conducen al santuario, a la reivindicación de la diócesis, al paraje natural que circunda la población, al arte y arquitectura, a la historia de ocho siglos, a la peregrinación. Pero también al culto y la fe, al cielo y al otoño que pinta una villa admirada y admirable, a la utopía y la identidad, a los hombros de Fray Guillermo o al milagro de sus nueve códices.

Este libro, pues, viene a cuento por Guadalupe, “nada más, y nada menos”, como reivindica Gallardo Miranda. Y ya que se habla de sentimiento, “no estamos ajenos al deseo de los católicos extremeños de que Guadalupe, al fin, se integre en una diócesis extremeña”.