Las comarcas de Tierra de Barros, Mérida y Don Benito son las más afectadas por una nueva oleada de robos en el campo, especialmente en las explotaciones de olivar de estas zonas: “Tras varias campañas con precios ruinosos parece que 2015 iba a ser el año de la recuperación del sector. Los agricultores esperamos que estos robos no supongan un nuevo revés para nuestro olivar, porque al final siempre salimos perdiendo los mismos”, señala Antonio Prieto, responsable de Ganadería y Olivar de UPA-UCE Extremadura.

Así, se han registrado robos en olivares de los municipios de Guareña, La Zarza, Alange, Oliva de Mérida, Villagonzalo, Trujillanos, Don Álvaro, Valverde de Mérida, San Pedro de Mérida, Puebla de la Reina, Palomas, Torremejía y Almendralejo: “En algunos casos se han superado los 15.000 kilos robados en una misma explotación, con el perjuicio económico que esto supone para el agricultor”.

Prieto apunta que es necesario “incrementar la vigilancia y el control en el inicio de la campaña”, haciendo hincapié en las zonas donde se empieza a recoger antes la aceituna. En este sentido, el secretario de Ganadería y Olivar de UPA-UCE Extremadura reitera que son necesarios más recursos y medios humanos para acabar con los delitos en el campo extremeño: “Los equipos ROCA deben dedicarse única y exclusivamente a perseguir los delitos relacionados con la agricultura y la ganadería”.

Por ello, Prieto reivindica “una mayor vigilancia en los puestos de venta de aceitunas, cooperativas, almazaras y caminos”. Desde UPA-UCE se demanda que los efectivos policiales controlen estos lugares realizando inspecciones para comprobar que los transportistas sean propietarios de explotaciones olivareras en la región.

Así, desde la organización profesional agraria demandan a la Delegación del Gobierno que convoque una reunión para tratar este asunto ante el inicio de una campaña “estratégica” para el olivar extremeño, y con el objetivo de conocer de primera mano la coordinación de las actuaciones previstas.

Además, UPA-UCE recuerda que persisten los robos en infraestructuras agrícolas (como casetas de riego) y en el sector ganadero.