El conjunto de reglas, procedimientos y métodos operativos para llevar a cabo con eficacia una actividad empresarial tendente a alcanzar objetivos concretos, conocido también como dirección de empresas, management o business administration, más que una ciencia constituye un arte o un oficio.

De cualquier forma, la gestión de empresas ha producido en las últimas décadas un volumen importante de conocimientos aplicables a una realidad concreta. En la mayoría de casos, la dirección o gestión de empresas se ha apropiado de manera interdisciplinaria de conocimientos procedentes de otros campos del saber como la filosofía, la psicología, la economía o las matemáticas.

La producción de ideas y de teorías en este terreno ha sido explosiva, con un crecimiento acelerado en el número de centros dedicados a lo largo del mundo a la formación de directivos, si bien en muchos de los casos las aportaciones se han producido más en términos de cantidad que de calidad.

Así pues, considero que el corto ciclo de vida de muchas de las nuevas ideas de gestión se debe a que no se cumplen las condiciones necesarias para que tenga éxito una empresa; es decir, la existencia de un proyecto empresarial y de trabajo, y el compromiso de las personas que deben hacer frente a dicho proyecto y a dicho trabajo.

Actualmente, existe la preocupación para sacar a las empresas de una espiral de racionalización y reingeniería y emprender una nueva etapa de creatividad, crecimiento y desarrollo. Se trata de identificar aquello que es clave para cada empresa; es decir, su conjunto de capacidades más nucleares y construir a partir de ellas los medios capaces de adaptarse a los retos de las nuevas realidades económicas.