Jerez de los Caballeros celebra cada 23 de agosto la salida del diablo, una de sus tradiciones más ancestrales. La víspera de la festividad de su patrón, San Bartolomé, es cuando se desarrolla este evento en el que el diablo, representado a los pies de la imagen del Santo y personificado en un joven ataviado de rojo, con cuernos, rabo y escobón, recorre las calles del pueblo persiguiendo a los niños. Los más pequeños se protegen portando cruces, así evitan recibir un escobazo del maligno, símbolo del triunfo del bien sobre el mal.    Virginia Borrallo, alcaldesa de Jerez y vicepresidenta primera de la Diputación de Badajoz, ha indicado en la presentación de esta tradición que el personaje, asomado a la torre del templo de San Bartolomé, sale a las 12 en punto de la iglesia. Previamente, se reparten caramelos a los niños arrojados desde el templo. El diablo recorre el pueblo hasta las 3 de la tarde.

“Como novedad -explica Borrallo- este año se repartirá entre los pequeños un pack con mochila, agua y la cruz de madera”. El objetivo de esta promoción, añade la alcaldesa, es dar un impulso a esta tradición para que se conozca mejor en Extremadura y fuera de ella, pues la idea es trabajar para obtener la declaración como Fiesta de Interés Turístico Regional.

Este evento está organizada por una comisión integrada en la Archicofradía del Santísimo Sacramento y es costumbre que el diablo se asome a uno de los balcones de la torre para anunciar su salida a los niños que esperan a los pies de la iglesia. El presidente de la Cofradía, Santos Villafaina, recuerda que no se sabe exactamente el inicio de esta tradición que puede remontarse al año 1500 y está vinculada a la Orden del Temple y su devoción por San Bartolomé. Si reconoce que, según los vecinos más longevos de Jerez, desde hace 130 años viene sucediéndose esta festividad

La noche del 23 de agosto también se organiza otra ceremonia singular. En el Llano de Santa María se procede a la quema del rabo del maligno personificada en dos peleles o muñecos que representan a un diablo y una diabla. A las diez de la noche se disponen hileras de pasto que se queman para que quien lo desee salte sobre las hogueras.

A la celebración de esta tradición le precede un programa previo de actividades que el miembro de la Junta del Santísimo Sacramento, Juan Manuel García, ha resumido en concursos infantiles de dibujo, talleres textiles, actividades deportivas, juegos populares, un raid fotográfico y un tobogán y fiestas de la espuma.