El intento de representar el mundo real en una pantalla de ordenador ha dado lugar a numerosas aplicaciones informáticas de gran importancia para la investigación o la industria: diseño asistido por ordenador, simulación, centros de información multimedia, etc. En todos estos casos el individuo que utiliza el sistema está frente a la pantalla: observa la representación en imágenes, recibe un sonido estereofónico e interacciona con ella de forma muy elemental.

El cambio importante se produce cuando el usuario para a estar dentro del mundo representado por la aplicación. La situación es entonces radicalmente diferente: No hay dos mundos sino uno y en él interacciona la representación de la realidad y la persona que utiliza la aplicación.

Algunas de las leyes físicas del mundo real se mantienen: La luz se propaga en línea recta, las sombras se generan de la forma habitual, existe la gravedad… pero otras leyes se modifican: Un caminante puede atravesar paredes y penetrar dentro de elementos cerrados, puede moverse a velocidades tan rápidas como desee…, y además de ver el entorno lo siente: Siente la temperatura de los materiales, su textura, el peso de los objetos, el sonido que se produce al golpearlos o hacerlos chocar; los puede mover con sus manos.

Un ejemplo de esto sería un sistema capaz de presentar una ciudad, con sus edificios, sus calles, sus ruidos y sus olores peculiares, en la que se pudiera pasear y observar las calles a diferentes horas del día y desde muy diferentes perspectivas, entrar en sus edificios.

El ciberespacio debe ser visualizado como un mundo virtual global coherente, independiente de cómo se accede a él y cómo se navega por él. Es posible que no haya una, sino muchas maneras de entrar en el ciberespacio, desde la animación sencilla de imágenes de monitor de vídeo controlada por medio del ratón, hasta la realidad virtual.

La base física última del ciberespacio reside en la construcción y en la arquitectura reales de ordenadores y enlaces de comunicación: Circuitos donde fluyen electrones y fotones. Pero el ciberespacio como tal existe en un nivel evolutivo y fenomenológico diferente, en el nivel de la percepción y la experiencia humana, en el pensamiento.