Una marea incontenible, pacífica, alegre, entusiasta con la música se desplazaba ayer viernes por los diversos escenarios WOMAD Cáceres 2019 en su segunda jornada. Pudo viajar emocionalmente con los ritmos y sonidos de Extremadura, Estados Unidos, Argentina, España, Francia, Perú, Marruecos y Turquía y compartir mensajes de tolerancia, de respeto y de diversión.

La Plaza Mayor repleta bullía a las nueve de la noche ante la presencia de uno de los músicos más longevos que visita la edición número 28 del festival, el estadounidense John Ellison. Ellison es un hombre que ama la música. Sale de blanco marfil impoluto al escenario. Gafas negras, abrigo, pantalones y camiseta blancos. Y ya en la primera canción, su legendario tema Some King of Wonderful, va despojándose de las gafas, abriéndose los botones del abrigo y ya, en el fragor de la canción eléctrica, se lo quita y se queda en mangas de camisa. Se arrodilla en el escenario. Salta, baila. Tiene cerca de ochenta años y se mueve como un joven, que no muestra trazas, por su alegría contagiosa, de un pasado en el que conoció el racismo y la violencia. De improviso, baja al foso mientras sigue cantando, se aproxima al público de la primera fila, que de pie lo contempla. Estira la mano. Saluda. Sigue cantando, sonriendo. Vuelve al escenario, con su compañía de The Soul Brothers Orchestra y sigue encantando al público con su música de raíces en el soul, el rock, el blues, con un entusiasmo que no lo abandonaría hasta el final de su actuación.

A Ellison lo habían precedido en ese escenario los extremeños DelRey, que hacían su presentación oficial en un festival, antes de emprender una gira por Portugal y España. Su potente rock anclado en los 60 y su música atmosférica fueron atrayendo a la gente que bajaba hasta la plaza soleada para emprender una jornada inolvidable. A DelRey le sucedió Seventh Sun, otra banda cacereña de reciente formación, encabezada por Joaquín de la Montaña, un veterano músico que fundía su música con las músicas del mundo.

En la plaza de San Jorge, los ritmos afroperuanos del cajón de Mariella Köhn y Walter Sánchez ya habían puesto a bailar al público, que ya no se movería de la plaza, amparada por las enormes torres de la iglesia de la Preciosa Sangre, hasta la madrugada. En ese escenario asistieron a la simpatía contagiosa de la argentina Mica, que saltaba del rapeo al chamamé argentino, y para algunas de las canciones tenía una historia que contar: aquella que inspiró un tema flamenco y cuyo origen fue el divorció de la cantante. De él, dijo “no quedó nada”. Rebuscando entre cosas se encontró con un pedazo de papel en el que había escrito una canción que no completó, y que hizo en ese momento. Mica seduce al público, le hace bailar, cantar. Y el público le respondía. “Qué lindas las palmas. Estoy enamorada de estar acá”, proclamó.

Sobrios, pero contundentes en su interpretación de la música marroquí tradicional insuflada de los arreglos modernos que proporcionan guitarras y batería, Maalem Hamid El Kasri y su banda, vestida de blanco de modo tradicional, levantaron al público de la plaza de San Jorge, ya de noche. El hipnótico sonido del gnaoua, una especie de laúd primitivo de tres cuerdas difundía sonidos africanos, que el músico ha llevado al jazz, al reggae o al rock.

E inmediatamente después de él, cerrando la sesión en este escenario, una “superheroína” con capa y botas plateadas, vestida de cuero, mostraba la modernidad de la tradición turca en su música: Gaye Su Akyol. Contundentes sonidos amplificados por su voz ronca y la energía de su banda de cuatro músicos vestidos de frailes con antifaces recorrieron entre la gente que saltaban y bailaba en éxtasis.

Los conciertos se cerraron en la Plaza Mayor. Colectivo Panamera arrancaba con una cumbia, una muestra más de la fusión de lo moderno y tradicional que proporciona el festival. La intensa propuesta de este grupo de músicos argentinos y españoles transitó por también por los caminos del rockabilly ante un público ya entregado en una noche cálida, que concluiría al filo de las dos de la madrugada con los ritmos del rock gitano de Les Négresses Vertes. Procedentes de Francia, presentaban su primer concierto en España después de 17 años de separación y se encontraban con ese público renovado que tanto ha despertado la admiración de su cantante Stéphane Mellino.

La juventud musical de Extremadura estuvo representada en el Escenario IJEX@WOMAD por Arias, J. Vega, Pepe Peña & The Garden Band y Tree House.

El manifiesto de WOMAD Cáceres 2019

WOMAD CÁCERES 2019 suma a la música su compromiso por algunos de los grandes asuntos del mundo, que afectan a millones de personas. Y para ello lanza cada año un manifiesto leído por una personalidad de la cultura española. El invitado de ayer era el músico fundador de la banda Os Resentidos, Anton Reixa, que intervino después el concierto de John Ellison en la Plaza Mayor

Reixa se dirigió a la ciudad deconcordia y de hospitalidad; de integración, de tolerancia, de igualdad y de respeto, que es Cáceres.

Incidió en el respeto en las relaciones sexuales entre hombres y mujeres. “Recuerden todos que ‘no es no’ y que ‘si no te dice sí, es no’”.

Aludió a la necesidad de la protección del medio ambiente y del patrimonio de la ciudad y alertó sobre lo que ocurre en nuestro entorno. “Asistimos a el regreso de movimientos de involución ideológica y social en los que se pretende poner en discusión derechos que la ciudadanía ha ido conquistando a veces con grandes sacrificios. Tiempos en los que se señala a las personas LGTBY para que no puedan amar libremente a quien quieran amar o se casarse y hacer vida familiar con quien quieran”.

“Tiempos”, prosiguió Reixa, “en los que se pretende negar la evidencia de que las mujeres continúan muriendo a manos de sus parejas y sus exparejas en aplicación del más puro terrorismo machista que ya ha matado más que el terrorismo de ETA, felizmente superado gracias precisamente a la fuerza de la democracia y a la lucha de personas como Alfredo Pérez Rubalcaba, cuya desaparición lamentamos desde aquí”.

El músico, actor, director y escritor cerró el manifiesto haciendo un llamamiento para combatir el cambio climático, que afecta a los océanos, los animales y a nuestra salud; pero sobre todo porque incide gravemente en los pueblos más empobrecidos, muchos de cuyos habitantes se ven obligados a viajar a “sociedades supuestamente avanzadas; que, para colmo, les cierran las puertas y los recluyen en auténtico campos de concentración del siglo XXI”.

“Hay”, concluyó Reixa, “que plantar cara con nuestra protesta, con nuestras actitudes y con nuestro voto para frenar la regresión y exigir que continuemos avanzando para que este planeta sea mejor, más humano y más sostenible”.

Últimos conciertos del festival

Hoy, día previsto de mayor afluencia, el sábado, están previstos en la Plaza Mayor Les Motriz (18.45), El CID (19.40), Delgres (21.00), Calypso Rose (23.00) y Jungle by Night. En la plaza de San Jorge actuarán Mariella Köhn (16.45), Mica (17.45), Menwar (20.00), Maria Rhodes (22.00) y La Dame Blanche (24.00). En la plaza de Santa María se completarán los conciertos extremeños de Free Mind (19.00), La Moma Vieja (21.00), Los Tai Tabú (23.00) y Puerta Oeste (01.00).

El sábado también concluirán las proyecciones del ciclo de cine africano en la Filmoteca de Extremadura con la exhibición de Sew the winter to my skin. Y continuarán los talleres infantiles de Wolfworks y Creative Workshops en el Museo de Cáceres. En ese mismo lugar Mariella Köhn impartirá su taller infantil.