Con solo 10 añitos comenzó ya en la profesión de camarero: “entonces era así, eran tiempos de mucha necesidad, en cuanto se podía te mandaban a trabajar, aunque fuera por dos reales”. Corría el año 1950 cuando Manuel Hernández comenzó una trayectoria profesional que duraría más de 60 años. Los santeños lo conocerán mejor por su apodo “el Grillito”, un imprescindible en todas las fiestas y en tantos establecimientos hosteleros donde ha prestado servicio en tan dilatada vida laboral.

Este sábado todo ese trabajo será reconocido con la concesión del distintivo Los Santos Excelente a la Trayectoria Profesional que el Ayuntamiento otorga para premiar la excelencia de personas como Manuel, “todo un ejemplo de esfuerzo y dedicación y también como persona, con un carácter afable y extrovertido con el que se ganó el cariño de tantos clientes con los que trató durante nada menos que 62 años de profesión”, destaca el alcalde Manuel Lavado Barroso. El próximo 25 de agosto se le hará entrega  de esta distinción durante el acto institucional de la Fiesta de la Vendimia 2019, que tendrá lugar a partir de las 22.00 horas en el patio de la Ermita de la Virgen de La Estrella.

Su padre era zapatero de profesión pero según confiesa, “a mí no me gustaban los zapatos, así que empecé a trabajar en Labradores, que entonces estaba en la actual casa de la familia Murillo, en la Plaza de España, y después se trasladó a la Plaza Castelar”. Unos comienzos que no debieron ser fáciles con tan corta edad y como nos dice “tenía que sujetar la bandeja con las dos manos”. Eran otros tiempos, en los que no se contaba con las comodidades que ahora consideramos básicas “había que ir a por el agua a la Fuente de la Tortuga, los cafés eran de “maquinita” -se hacían de manera parecida a una infusión- y había que ir escarbando los braseros de picón que se ponían en cada mesa”.

Toda esta trayectoria profesional solo fue interrumpida “cuando me tuve que ir a hacer el Servicio Militar a Sevilla, en los tiempos en que sucedió la famosa riada”. Pero hasta en el Servicio Militar, Manuel Hernández se dedicó a este oficio y estuvo trabajando como camarero durante todo este período, tanto en el comedor de oficio, como en los campamentos.

A su regreso continuó con su trabajo en Labradores y después en el bar de Casi, en la Plaza Chica, aunque a comienzos de los 60 “mi hermano José que iba a trabajar a las fiestas de los pueblos, me animó a acompañarlo durante el verano y en las siguientes temporadas seguimos haciéndolo, durante 35 años, porque se ganaba un dinero extra que venía muy bien. Las primeras veces íbamos y una vez allí pedíamos trabajo, pero después se ponían siempre en contacto con nosotros cuando se iban acercando las fiestas”. Pocos son los pueblos de la provincia de Badajoz en los que Manuel Hernández no haya trabajado dando servicio en sus fiestas grandes. Cuando pasaba el verano y se completaba el calendario de ferias y fiestas de la zona, que terminaba con la Feria de San Miguel en Zafra, Manuel volvía a su trabajo habitual en Los Santos de Maimona.

En la Cafetería Marín también prestó servicio durante los años en que estuvo abierto, sobre todo en celebraciones y banquetes: “allí puse el primer plato y serví en el último banquete que ofreció”, además de otros establecimientos hosteleros de Los Santos de Maimona como Las Vigas o el Bar del Parque, cuando se inauguró en el 73. También era asiduo en otras celebraciones que se celebraban especiales a nivel particular.

Manuel terminaba su trayectoria profesional en el Casino, con nada menos que a los 72 años. Allí estuvo hasta hace solo siete años cuando obtuvo su merecida jubilación, aunque no le fue fácil pasar página y nos cuenta como tiempo después de jubilarse “si iba a tomar algo con algunos amigos, al terminar siempre me ponía a ayudar a los camareros a recoger, no podía evitarlo”.

En definitiva, toda una vida dedicada al arte de servir. “Es un trabajo muy sacrificado y especialmente en los tiempos que he vivido yo, en los que el descanso y los horarios no existían, solo jornadas interminables, mucho menos el seguro o unas vacaciones. Aún así, me quedo con lo bueno: el trato con la gente y los buenos momentos vividos, porque aunque trabajando, también disfrutábamos mucho de todas esas fiestas y sitios que hemos visitado”.

Manuel disfruta de su jubilación en su casa, compartiendo momentos con los amigos, dando paseos, y también haciendo alguna que otra visita a esas fiestas de pueblos cercanos donde tantos años dio servicios y donde aún lo paran por la calle y conserva buenas amistades. En su tiempo libre le gusta recitar poesía de herencia oral y nos dedica unos versos para terminar y agradecer este reconocimiento al Ayuntamiento, y el cariño de los santeños:

En un extenso,

pintoresco y fértil valle

de encantos llenos,

como un florido jardín,

esta es la Villa de Los Santos,

rescatada como doncella

que siente el rubor salir

 

Y en el fondo se asoma,

como perla escondida,

la Virgen de la Estrella

que es faro de esta villa.

 

Saludos maimoneses

y luminosas sonrisas

ya salgo de reflejos y fervores,

de vírgenes y encantos,

por eso es tan bonita

la mujer de los santos.

 

Viva la Virgen de la Estrella

Viva el pueblo de Los santos

para rendirte homenaje

en el día de tu santo.

 

¡Arriba los corazones!