El sistema educativo no puede superponerse al sistema escolar. El individuo desde que nace recibe información e interactúa con otras personas y situaciones que influyen en el desarrollo de su inteligencia, en la formación de su carácter y en su forma de interpretar el mundo.

El sistema escolar, que es en cierto modo un subsistema educativo reglado e institucional, no agota la experiencia vital de niños, niñas y jóvenes, convertidos en alumnos durante unas seis horas al día como promedio. Estos se ven sumergidos por un conjunto de mensajes, imágenes, valores, normas y actuaciones que se generan y propagan desde los distintos contextos a los que tienen acceso y que, a menudo, entran en contradicción entre ellos.
Es importante considerar que su personalidad está formada por una serie de entornos como el familiar, el comunitario, el cultural, el religioso, el productivo, el político, el de los medios de comunicación… que configuran el universo donde se socializa el individuo.

Considero que un problema clave que tiene planteada la enseñanza actual es el de poder determinar sus propios objetivos, en consonancia con la realidad social y cultural presente, así como el de articular los medios personales y materiales necesarios para estar en condiciones de alcanzarlos. Este problema es especialmente grave porque no es fácil llegar a un acuerdo entre los distintos grupos implicados en la educación.

En definitiva, habría que decir que en la actualidad se está todavía bastante lejos de haber resuelto el tema de la educación escolar. Sobre todo en relación a las cuestiones que tienen que ver con los problemas básicos de la educación:¿Para qué se enseña?, ¿qué se ha de enseñar?, ¿cuál es la mejor manera de hacerlo?

Esto hace que las relaciones entre enseñanza y aprendizaje sigan formando parte de las preocupaciones cotidianas. Las actuales investigaciones educativas, las nuevas experiencias sobre innovación, las reformulaciones sobre el proceso del aprender y enseñar, y la redefinición de las políticas educativas quizás puedan contribuir a que la educación escolar, además de cumplir con una de sus funciones básicas que es el ajuste social de los individuos, sirva también para la promoción de las personas y la mejora de las condiciones de acceso a la cultura y al desarrollo.