Ingredientes:

  • Un hígado de pato crudo que pese entre 350 y 500 gr.
  • 1 cucharada de aguardiente (brandy, armagnac, cognac…)
  • 1 cucharada de vino dulce (moscatel, oporto blanco,…)
  • 1 cucharadita de vinagre balsámico de módena
  • 1 cucharadita de sal fina
  • 1/2 cucharadita de pimienta negra recién molida

 

Elaboración:

En primer lugar, el paso que quizás sea el más complicado, el desvenado pero no hay que tener miedo porque no es tan complicado.

Lo más cómodo es cortarlo en dos dados a lo largo como si fuera un libro y así tendremos todas las venas y nervios y se podrán quitar con más facilidad. Lo más importante es que el hígado esté a temperatura ambiente para que no se nos rompa al separar los lóbulos.

Una vez bien desvenado, nos habrán quedado trozos irregulares y más o menos feos. Los pondremos por 15-30 minutos en abundante agua con sal gorda y unos cuantos hielos. Así se le irán los restos de sangre que hubieran quedado. Los sacamos y escurrimos bien.

Ahora tenemos el hígado limpio; por lo tanto, nos dispondremos a aliñarlo y macerarlo. Para ello mezclamos en una tacita o bol pequeño los ingredientes líquidos.

Por otro lado en un plato salamos y aliñamos con pimienta negra el hígado.

Lo metemos en una bolsa y regamos con los líquidos y dejamos macerar en el frigorífico unas seis horas dándole vueltas varias veces para así repartir mejor los líquidos.

Cogemos un molde. Una buena opción es forrarlo con papel film ya que así se podrá desmoldar mucho mejor, ponemos el hígado sin quedar agujeros. Tapamos con papel plata y metemos al horno al baño María a 170º C durante una media hora. Sacamos y dejamos enfriar un poco, ponemos peso encima para prensarlo bien y lo enfriamos en la nevera durante un día.

Por último, se desmolda, que es muy fácil hacerlo con papel film. Es fácil conservarlo durante una semana si está bien cerrado.