El Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC) amplía hasta el próximo 23 de febrero el periodo en el que podrá visitarse la exposición dedicada al artista y poeta visual argentino pionero del ‘arte-correo’, Edgardo Antonio Vigo.

La muestra ‘Edgardo Antonio Vigo y la edición en red’, inaugurada en noviembre y que tenía previsto finalizar el próximo 14 de enero, prolongará su estancia en el MEIAC con su retrospectiva sobre la labor editorial de Vigo, pieza clave dentro de una producción estética asociada a lo que hoy conocemos como arte de redes o arte colaborativo.

La noción de ‘edición en red’ que titula la muestra, remite a las redes culturales e intelectuales de plataformas creativas, de denuncia, de ideas, que se fueron tejiendo a nivel global en los años sesenta y setenta.

Además, aparece como un claro antecedente de manifestaciones como el net art y la poesía electrónica surgidas con la aparición de los nuevos medios digitales y de Internet.

En la exposición se puede ver una selección de números de las ‘revistas ensambladas’ creadas por Vigo, que incluyen piezas gráficas originales del propio autor y de destacados artistas internacionales contemporáneos.

También se exhiben otras obras como xilografías, registros de performances y diferentes revistas internacionales de arte correo con las que el artista argentino colaboraba.

El material expuesto forma parte de la colección extremeña Espino-Sánchez Grande y ofrece una selección de diversos números de la revista ‘Diagonal Cero’, ‘Hexágono’, ‘Nuestro Libro Internacional de Estampillas y Matasellos’ así como de ‘El libro internacional’.

La exposición cuenta con un catálogo con textos críticos a cargo de la comisaria Belén Gache, del crítico y poeta mexicano César Espinosa Vera y del artista argentino Fernando García Delgado, así como una entrevista inédita al artista argentino.

Edgardo Antonio Vigo fue uno de los primeros editores de ‘revistas ensambladas’ en el mundo y utilizó su red de contactos de ‘arte-correo’ para promover tanto la unión del arte con la vida cotidiana como el cuestionamiento de los valores sociales imperantes.

Su interés se focalizó siempre en la producción de un arte participativo, colaborativo y colectivo, un arte que, a su criterio, no debía ser solamente para contemplar sino que debía surgir de la participación de todos, rompiendo con la separación tradicional entre el ‘artista consagrado’ y el público y promoviendo una cultura horizontal y no jerárquica.

En la obra de Vigo se puede rastrear la huella antiartística de la estética ‘da-dá’ pero también la del arte concreto, el arte conceptual y el arte político.