El 22 de Diciembre del 2019, en el que la localidad de Fuente del Maestre celebraba con euforia el 2º premio de la lotería de Navidad; Gema Ramos y Mario Palomo terminaban precisamente aquí su aventura denominada “Apiñonfijo”: Un viaje que ha durado un año y tres meses, y en el que han recorrido en bicicleta más de 17.300 kilómetros entre Asia y Europa; pasando por países como Indonesia, Malasia, Tailandia, Laos, Vietnam, China, Uzbekistán, Kazajistán, Azerbaiyán, Armenia, Georgia o Turquía, entre otros.

Un mes después, nos relatan sus vivencias. “Todo el mundo debería hacer un viaje como éste al menos una vez en la vida”, sostienen.

Gema: “ Con este viaje, yo he comenzado a ver, a comprender por qué son las cosas de una u otra manera. Me he despojado de muchas cosas malaprendidas, me he quitado el prejuicio de ver las cosas sólo desde el pensamiento occidental, algo necesario para conocer cómo es el mundo de verdad. Yo soy viajera, no hago turismo, que es una cosa muy programada en la que no aprendes nada, .”

Mario: “ No hacemos las cosas desde el miedo, porque el miedo es lo que hay al otro lado de la libertad, de la vida. Sí hemos viajado desde la incertidumbre. Sólo tienes temor al principio, cuando el avión te suelta a miles de kilómetros de tu casa, y tienes que volver para atrás en bicicleta, y recuerdo cómo nos impactó esa imagen de los niños indonesios subiéndose a los camiones ne marcha … Pero eso es al principio, luego te vas enamorando de esa incertidumbre de no saber dónde vas a parar, con qué personas te vas a encontrar. Como te puede referir Gema, nunca hemos sentido miedo de que las personas nos hicieran daño, y hemos sido acogidos con mucho cariño en todas partes. Realmente, sólo una vez hemos sentido miedo: Miedo al tráfico sin control de algunas ciudades, una locura ..”

Una cuestión que sale en la conversación es la del machismo y su anclaje en las culturas.

Mario: “ En el mundo asiático ves un machismo más duro, a otro nivel del que se ve aquí, y notas que es todo cultural, que lo tienen integrado de forma natural. Quizás, dentro de la casa la mujer tiene cierto poder, pero hemos visto en muchos lugares cómo fuera, en el espacio público, está anulada”.

Gema: “ Viajas con tus ideas occidentales y es lógico que al principio se produzca un choque muy fuerte. Me pasó, por ejemplo en Sumatra, una de las islas de Indonesia. No estoy acostumbrada a que me ninguneen como mujer, a que me ignoren, como si no existiera ni contara para nada. Me pasé llorando las dos primeras semanas. A Mario le preguntaban qué era lo que me gustaba, nunca se dirigieron a mí. Y el que hubiera un espacio sólo para hombres , y otro para las mujeres y los niños, me sublevaba… Mario me contaba que allí simplemente leían el Corán y tomaban té…. Pero me sentía censurada. Aunque allí lo viven de forma natural, no tienen ese sentido de autocrítica que tenemos en occidente”.

¿ Es cierto ese mito de paz y otro sentido del tiempo por el que la gente de aquí se va de viaje a Tailandia, por ejemplo?.

Mario: “Claro que hay lugares para estar en esa tranquilidad que buscamos. Los encuentras en playas, templos, zonas rurales. Como encuentras sitios donde puedes pegarte una fiesta al modo occidental. Pero asociar Asia con ese rollo zen es un falso mito. El sudeste asiático está creciendo a ritmo desorbitado porque hay detrás una gran industria de móviles, de plástico … Para los tailandeses, comer, y hasta dormir un poco es puro trámite.  La industrialización, el capitalismo ha llevado el estrés allí, y es una aspiración universal… Pienso que la gente , en cualquier parte del mundo, quiere prosperar y conseguir más cosas de las que tiene en la vida, es como algo inevitable .”

“Paz , lo que se dice paz, la encontramos durante la travesía de la carretera del Pamir, una carreta de Asia central que está a unos 5000 metros de altura. Es una cordillera con unos paisajes increíbles, como si estuvieras en otro planeta. Es la segunda más alta del mundo, la hermana pequeña del Himalaya. “

Gema: “La paz real debes llevarla dentro. Y lo que más nos ha cautivado del viaje ha sido conocer a tanta gente tan feliz, con tan pocas cosas materiales. Una de mis vivencias más felices fue cuando pasé una tarde jugando con unos niños de un colegio de Laos, que no tenían nada… Pero ocurre que vas con el filtro de occidente todo el tiempo, y vas y les das cosas materiales, comidas que no tienen. Y les creas una necesidad que no vas a poder seguir dando. Y entonces te vienes abajo, te preguntas si has hecho lo correcto porque la caridad en sí no tiene sentido, si no cambian las leyes que permitan a la gente tener una vida mejor.

“Vosotros, que habéis convivido con gente de otras culturas y costumbres, ¿ qué pensáis del aumento de la xenofobia al que asistimos en los países europeos?.

Gema: “Es pura ignorancia, mezclada con intereses políticos determinados. Es fácil sembrar el odio al que viene de fuera cuando ese mensaje de odio llega a gente que no se mueve de su sofá. Por eso, es necesario viajar y quitarse vendas. Si personas que temen a los inmigrantes vieran en qué condiciones horribles viven las personas en algunos lugares del mundo, entenderían por qué se mueven. Nosotros también lo haríamos”.

Mario: “ El racismo como sentimiento de curiosidad hacia lo diferente es universal. En algunos sitios, nosotros lo hemos sentido por el hecho de ser blancos. Pero lo que se da en occidente es un racismo programado e interesado, como ha dicho Gema”.

“ Muchos amigos nos han dicho que somos unos valientes por esta aventura . Pues no, valientes son esa personas que deambulan por Europa, sin nada de nada, con fronteras que se les cierran, en busca de una vida digna. Ellos son los valientes. Nosotros hemos hecho un juego de pedalear. Pero, con el respaldo de saber que teníamos un seguro médico, un pasaporte, una familia esperándonos y recurso económicos”.

Mario y Gema preparan ahora un documental que resuma su aventura, y poder así compartirla con mucha gente, mientras ya piensan en su próximo viaje.

“El objetivo ahora es transmitir a la gente que sí se puede, que todos y cada uno de nosotros podemos hacer un viaje como el que nosotros hemos hecho, con unos u otros medios”, afirma con seguridad Gema Ramos.

“ Hemos sido muy felices sabiendo que todo lo que necesitábamos para vivir eran dos bicicletas y unas alforjas. La vida , al fin y al cabo, es un viaje , con la misma meta para todo el mundo. Por tanto, lo que cuenta es cómo vivirla”.