A José Moreno y al ‘Cano de Berlanga’ los conocí a la misma vez. José apenas tenía 13 años y yo rondaba la adolescencia. Nada fuera de lo habitual…,  hasta que subió al escenario y descubrí a ‘El Cano’, el artista latente que José llevaba dentro y que esa noche se ‘arrancaba’ en el escenario por primera vez, gracias al ‘empuje’ de mi padre, presidente de esa Peña de Llerena que enmarca cada texto previo a una de mis historias flamencas, al cual no le importó ni la edad ni la poca experiencia, sino lo que emanaba de ese corazón enamorado del flamenco. Ahí comenzó todo, en esa silla de enea donde el niño de Berlanga empezaba a defender algo por lo que siempre ha luchado: ser cantaor, y dejar de ser considerado aficionado.

Hoy, José Joaquín Moreno ‘El Cano’ nos recibe sentado en la ‘Silla de Oro’. El premio que otorga el concurso más veterano de la Comunidad de Madrid, con 26 ediciones a sus espaldas, organizado por la Asociación Cultural Flamenco Jondo y el Ayuntamiento de Leganés. Orgulloso, a veces incrédulo, con ganas de seguir estudiando, peleando y sobre todo, de volver a ser reconocido en su tierra tras un problema en las cuerdas vocales que le apartó de ‘los focos’, responde a cada pregunta de forma pausada pero no premeditada. A ‘El Cano’ le sobra sinceridad, honestidad personal y profesional, a pesar de esa falta de ‘empuje’, que desde Andalucía no falta, pero que desde Extremadura escasea. Ahora espera, que tras este reconocimiento, la tierra se vuelque un poco más con él. Queden aquí estas letras de apoyo incondicional a ‘El Cano’ que ha sabido levantarse, y derribar muros de todo tipo. Que sigan brillando sus ganas, una vez que el oro de la silla se apague, y solo se recuerde en el historial de lo conseguido. Pasen y lean. 

¿Se siente cómodo en la ‘Silla de Oro’ que acaba de ganar?

Hombre me siento orgulloso pero no me puedo acomodar mucho porque un cantaor que intenta indagar, prosperar…, soy una persona poco conformista y no me puedo acomodar mucho ‘en la silla’ porque me tengo que levantar para seguir estudiando y seguir luchando. Se lo comenté a mi ‘hermano’ a Juan Manuel Moreno, el guitarrista que me acompañó de Carcaboso, que cuando gané el premio de la silla durante esa semana de después iba a saborear el premio: me gusta ‘vivirla’, moverla en RRSS, colgar videos, dar un poco de publicidad con motivo de este reconocimiento y que eso  me pueda llevar a que tenga más trabajos, y disfrutarlo. Pero cuando pasa esa semana me ‘olvido’ de ese premio y parto de cero, y sigo caminando hacia delante en busca de más éxitos, reconocimientos. El premio es un reconocimiento a tu forma de cantar, al estudio, a ese sacrificio tan grande aunque ya me he levantado de esa ‘silla’ para seguir estudiando, trabajando. El flamenco no tiene techo para mí. Con el flamenco tienes que vivir cuatro vidas para saber de qué va esto, y yo todavía no he llegado ni a la mitad de mi vida. Estoy empezando el camino ahora.

¿Siente uno más respeto cuando se presenta al concurso más veterano de la Comunidad de Madrid?

Sinceramente no he sido consciente. Siempre me ha dado pereza viajar hasta Madrid…, voy a los de por aquí (Sevilla, Extremadura…etc) e irme hasta allí, pegarme un palizón para nada… pero este año por motivos personales decidí centrarme en el flamenco, siempre que me pasa algo en mi vida en este caso desagradables y que te dejan tocado…, siempre me ha quedado el flamenco como vía de escape y eso es lo que me ha servido para salir de cualquier situación sentimental, o momentos duros en mi vida; y este año me centré en mi música y decidí ir. Llevo mucho estudio detrás, con una disciplina muy grande que antes lo era, pero ahora con más motivo porque solo tengo a mi hija, tras la ruptura familiar.

Fui por probar, fui solo a la aventura, en una hostalito. Iba preparado la verdad, porque llevaba meses duros de trabajo, corrigiéndome, estudiando…, esa noche se reunieron los duendes y salió bordada la preselección. Decidí llamar a Juan Manuel que para mi es mi escudero y me decidí por tangos extremeños al margen de los otros cantes. Salieron muy bien los cinco cantes, y tuvieron muy buena aceptación.

Además, Primer premio a los “Cantes Poco Interpretados’, ¿Cuánto pesa la investigación en su carrera como cantaor?

No recordaban que ningún extremeño ni otro cantaor se hubiera llevado los dos premios; eso me ha llevado a animarme a convertirme en un cantaor amplio y dejarme de soleá, siguiriya.., siempre sota, caballo y rey. Hay cantes muy bonitos y cuando uno lo estudia y ve las modulaciones, los tonos, uno ve la riqueza que tiene el cante que sea…, ha sido un premio al estudio de esos cantes porque siempre me ha gustado rebuscar en los poco usados, los pocos cantados: marianas, serranas, la toná de éste, del otro…; esa fue una carta que tenía y que utilicé… en la preselección hice caña y bambera, y en la final, mariana y romance; y mira, se dio la cosa bien.

En algunas redacciones he podido leer que es usted ‘uno de los cantaores con más futuro de su generación’; ¿de que depende hoy por hoy el triunfo en el mundo del flamenco según su propia experiencia?

Yo eso no lo sé, si eso dicen, la verdad es que no soy muy consciente de ello. En Extremadura tuve una etapa muy bonita cantando para Carmen La Parreña despuntando con la gente de mi generación; pero luego perdí los cuerdas vocales y no se porqué dejaron de contar conmigo en Extremadura; de hecho apenas me salen cosas en mi región, y casi todo me sale fuera. Soy consciente de que a raíz de este premio está sonando el teléfono y me alegro que me llamen de Extremadura y que me consideren ‘cantaor’ y no ‘aficionaíllo’. Tras este concurso, al margen de pegar un golpe en la mesa y sentirte cantaor, lo que espero es que me salga más trabajo y creo que eso está ocurriendo. Me alegra mucho volver a mi tierra y a esa época tan bonita que viví.  Me encanta mi tierra, estar con los míos y disfrutarlos.

¿Qué pesa más para que uno se alce con un premio o no?, ¿la suerte de la noche?, ¿jurado?, ¿los cantes elegidos?

Siempre se dice que quien no tiene padrino no se bautiza, en mi caso no he tenido esa suerte y mi carrera me la he labrando a base de estudiar y kilómetros. Horas que le he quitado a mi familia, a mi vida, a mis amigos.., pero tengo claro que cuando uno nace en este mundo, nace para un cometido: cantar. Es lo que me hace ser feliz, sentirme pleno, realizado, especial y bueno, creo que para triunfar en este mundo necesitas mucho sacrificios, hacer las cosas bien y ser personal. Hay tanta información en el flamenco que cuesta ser personal, y a mi me cuesta más imitar, postular la voz, que cantar personal. Yo cojo un cante, me lo aprendo y una vez que lo tengo asimilado veo en qué parte de esa letra puedo aportar algo mío. Empiezo a jugar con los tonos, con los tiempos e intento recrear sin destruir dicho cante. Ya eres tú pero cantando la soleá de quien sea pero sonando a ti. El flamenco está falto de personalidad. Creo que el secreto está en ofrecerle a la afición algo diferente de lo que están escuchando. El flamenco es una música viva, dinámica.

Para ganar un premio…, se unen muchos factores…, hay que cantar para que el público disfrute. El público es el comodín del jurado. La suerte no existe.

¿Cuáles son sus referentes históricos?, ¿y actuales?

Desde que era niño llevo escuchando flamenco, pero con ocho o nueve años empecé a escuchar Camarón, Potito…, cuando vas indagando a Mairena, Pansequito, Manuel Torre, Tomás Pavón, La Niña de los Peines…, más actuales Camarón. Camarón es mi ídolo, aunque sé que no es un cantaor para estudiar sino para disfrutar. También me gustan Arcángel, Miguel Lavi o Israel Fernández…, hay gente muy buena actualmente.

Palop Flamenco