Frente a la grave situación de emergencia sanitaria ocasionada por la pandemia del COVID-19 (coronavirus), desde Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz manifiestan su compromiso con las personas más vulnerables de la sociedad, trabajando día a día para que esta crisis afecte lo menos posible a ellos.

Uno de los grupos que más preocupan son las personas Sin Hogar. Por lo que se ha elaborado un plan de actuación teniendo en cuenta la salud de los participantes así como de los voluntarios y trabajadores.

Muy a nuestro pesar, y sobre todo al de los voluntarios, el proyecto “Ola de frío” tuvo que cesar su actividad, ya que no se garantizaban las medidas necesarias de higiene y de permanencia, poniendo en peligro sanitario a todas las personas que en ese momento estuvieran allí pernoctando y a muchos voluntarios responsables de este recurso.

Ante esta realidad, Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz no se ha mantenido indiferente hacia las personas que se quedaban en una situación de máxima desprotección, sino que se ha puesto a trabajar en la preparación de un recurso de acogida en Badajoz junto a la Dirección General de Política Social y Familia y la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales de la Junta de Extremadura. Cáritas Diocesana gestionará este recurso ofreciendo amparo a quien lo necesite durante este tiempo de incertidumbre y garantizando los principios de protección.

Cáritas continúa con su labor en sus Centros de Atención Integral

Desde el área de Inclusión Social, se sigue atendiendo y protegiendo a las personas Sin Hogar, que se encuentran en una situación de exclusión social grave, ofreciendo esa mirada de dignidad que tanto necesitan. Se continúa dando respuesta a través de los dos centros residenciales de los que disponen: Centro Hermano, en Badajoz, y el Centro Padre Cristóbal en Mérida, ambos con 28 plazas, y además de las cuatro viviendas de autogestión con 16 plazas.

Tras analizar la situación ante esta crisis, se han tomado las medidas necesarias para proteger a las personas que residen en los centros, concienciándolos de la necesidad de permanecer en las instalaciones, no pudiendo desplazarse a otras ciudades (algo habitual entre los acogidos) hasta que esta situación llegue a su fin, y manteniendo las medidas de higiene aconsejadas por los especialistas. Además, se ha protegido a las personas con mayor riesgo, aislándolos lo máximo posible, debido a los problemas graves de salud que presentan por su realidad de calle.

Desde los centros, tanto participantes como trabajadores, añoran a los voluntarios que, día tras día, realizan su labor incansable con tanto cariño y dedicación, pero que, con todo el dolor de su corazón, han debido de renunciar (momentáneamente) por motivos de seguridad para su salud, la de los participantes y trabajadores.

#LaCaridadNoCierra

Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz seguirá ofreciendo una dedicación fraternal y caritativa a las personas más vulnerables allá donde se necesite. Porque cada gesto cuenta, porque #LaCaridadNoCierra.