Los pequeños productores extremeños han visto paralizado su modo de vida con la crisis sanitaria por el COVID19, ya que se echó el cierre a los mercadillos para evitar las aglomeraciones y el contacto directo entre personas.

“Los mercadillos suponen uno de los pocos canales de comercialización en corto que tenemos los agricultores y ganaderos, sobre todo cuando nos referimos a un sector estratégico como es el de la alimentación”, mantienen desde UPA-UCE Extremadura.

Muchos pequeños productores ven amenazado su modo de vida ahora más que nunca, ya que se trata de un sector que desaparecerá en “no muchos años” por la crisis derivada de la subida de tasas municipales y el comercio electrónico, que ha venido para quedarse y que está afectando bastante al comercio ambulante.

Además, Extremadura soporta “a duras penas” el fenómeno de la despoblación y los mercadillos son “las grandes superficies de los pequeños pueblos”. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la provincia de Cáceres se sitúa entre las diez que más población pierden en la última década en España. Y es que decrece a un ritmo que se acerca a los 2.000 habitantes al año si se compara la última cifra del INE de 2019 con la de la misma fecha pero 10 años antes.

En el plan de desescalada presentado por el Gobierno, la reapertura de los mercados al aire libre quedaría autorizada desde la fase 1 siempre que el Ayuntamiento correspondiente lo permita, con limitación inicial al 25% de los puestos habituales o bien, aumento de superficie.

Por ello, UPA-UCE Extremadura reclama que los ayuntamientos de la región impulsen la reapertura de los mercadillos en los distintos pueblos y ciudades. “Hacemos este llamamiento para evitar la desaparición del comercio de proximidad, una actividad muy representativa de nuestros pueblos”, señalan desde la organización.