Europa se enfrenta a una crisis sanitaria sin precedentes en todo su territorio, ya sea urbano, periurbano o rural. Sus consecuencias sociales, económicas y financieras influirán en gran medida en las sociedades y políticas europeas del mañana.

En este contexto, el Movimiento Europeo del Campo recuerda el valor añadido de los territorios rurales para el proyecto europeo y para hacer frente a situaciones extremas. Ofrecen soluciones innovadoras y satisfacen las necesidades esenciales europeas en materia de salud y seguridad alimentaria. La Resolución votada el 3 de octubre de 2018 en el Parlamento Europeo, basada en una propuesta del Intergrupo RUMRA, ya expresa la necesidad de reconocer los territorios rurales y su potencial. Impulsado por las organizaciones de ECM, tras la convocatoria de Ruralidad-Medio Ambiente-Desarrollo, este texto recuerda:

• El objetivo europeo de cohesión territorial, social y económica (artículo 174 del TFUE) y la necesidad de un desarrollo territorial equilibrado;

• La diversidad de las zonas rurales y periurbanas, cuyo potencial y valor añadido se subestiman: Representan el 57 % de la población y proporcionan el 46 % del valor bruto de la Unión;

• El incentivo para movilizar recursos e innovaciones de las zonas rurales para hacer frente a los retos europeos de las transiciones (sociales, climáticas, digitales, etc.).

Las organizaciones de ECM reafirman hoy en día estos objetivos, que estructuran su compromiso. Se dirigen a la Presidenta de la Comisión, que ha expresado la voluntad de preservar las zonas rurales en su «Programa para Europa», y reafirman la urgente necesidad de tener en cuenta ambiciosamente las zonas rurales. ¿Cuál será la visión de Europa para el futuro de las zonas rurales? Observaciones:

• Las consecuencias de la emergencia COVID 19 afectan a los sectores agrícola y turístico, a la economía y a los servicios en su conjunto, a las PYME y a las ONG que construyen los lazos sociales. Todas ellas son vitales para el desarrollo de las zonas rurales.

• La reforma de la PAC posterior a 2020 propone un enfoque más sectorial para hacer frente a los retos medioambientales y alimentarios y limita su interrelación con la política de cohesión. El impacto potencial de este enfoque es poner en peligro los intereses del desarrollo integrado de las zonas rurales, al tiempo que requieren mayores recursos y colaboración.

• Los enfoques CLLD/Leader y de desarrollo territorial integrado facilitan la participación ciudadana y la eficacia de las estrategias de desarrollo local.

• El desarrollo rural debe integrarse con otras políticas de la UE para alcanzar sus objetivos. Sin embargo, al retirar el FEADER del marco estratégico común, se obstaculiza la transversalidad y la cooperación con otros fondos.

En consecuencia, las organizaciones de la plataforma de colaboración del European Countryside Movement esperan el establecimiento de una Agenda Rural Europea y recomiendan:

• Reconociendo la resiliencia de los territorios rurales frente a las grandes crisis de escala que están obligadas a reaparecer, como lo ilustran muchas iniciativas de solidaridad rural durante la emergencia COVID 19.

• Destacar la dimensión multifuncional del desarrollo integrado de las zonas rurales en la PAC posterior a 2020, así como su afianzamiento confirmado en la política de cohesión. El objetivo es promover la recuperación económica, la agricultura plural y la movilización legítima de las zonas rurales y periurbanas.

• Creación, en el marco de la futura red europea de la PAC, de un subcomité sobre «Desarrollo integrado de las zonas rurales». • Mantener el Grupo de Diálogo Civil sobre Desarrollo Rural, al tiempo que se permite a las organizaciones con un solo representante invitar a un observador.

• Reintegrar el FEADER en el Marco Estratégico Común, al menos para LEADER/CLLD, y reforzar este enfoque, con la perspectiva de una mayor interrelación entre los fondos destinados a la financiación de las estrategias locales.

• Instalación de un Interfondo para la implementación y financiación de estrategias integradas para el desarrollo de zonas rurales y periurbanas.

La emergencia actual también requiere un cambio en el paradigma social, económico y territorial. Fortalecidos por su capacidad de innovación y su resiliencia, los territorios rurales organizan la solidaridad y la ayuda mutua. El desarrollo territorial integrado es un factor de éxito en ese sentido. Este valor añadido tiene que estar en el centro de las políticas rurales europeas, colocando al ser humano en el centro de las preocupaciones, en una relación constructiva con los centros urbanos. Por lo tanto, las organizaciones del ECM piden el establecimiento de una verdadera Agenda Rural Europea, en respuesta a la declaración del Presidente de la Comisión Europea a favor de una «visión a largo plazo para las zonas rurales». Esta Agenda proporcionaría un marco para la demostración rural y expresaría orientaciones políticas ambiciosas, que conducirían a una mejor cohesión territorial, así como a la participación crucial de los ciudadanos de los territorios.