El próximo 30 de junio se cumplen 500 años de uno de los acontecimientos más evocados en las crónicas y menos reproducidos en el arte de la historia de la empresa española en América y, en especial, de la relacionada con la conquista del territorio del actual estado de México, como es aquella que se conoce bajo el título de “La Noche Triste”. Aquella noche de 1520, Hernán Cortés y sus hombres se vieron obligados a huir de la ciudad de Tenochtitlan ante la fuerte ofensiva de los mexicas que masacraron, por tierra y por las agua del canal por el que trataban de salir de la capital del imperio azteca, el ejército cortesiano hasta reducirlo a un tercio de los hombres que lo conformaban.

Dentro de la pintura de historia desarrollada a finales del siglo XIX, tan afín a los temas relacionados con la vida y la obra de Hernán Cortés y el resto de los conquistadores, pobladores y exploradores españoles, este suceso no fue uno de los más representados ya que, con la mirada hacia aquellos acontecimientos desde este lado del Atlántico, fueron otras gestas y hechos de la época de Carlos V y Felipe II las preferiblemente elegidas por los artistas del momento.

El Museo de Bellas Artes de Badajoz conserva en su colección un lienzo de 130 x 180 cms con la representación de este momento histórico, pieza realmente significativa por su calidad y singularidad, realizada en 1890, que se encuentra expuesta en el Edificio A, planta segunda, sala 21. El cuadro es obra del artista Manuel Ramírez Ibáñez (Arjona, Jaen, 1856 – Madrid, 1925). Formado en Madrid y Roma, no es este el único cuadro que dedicó a la pintura de historia de índole americanista ya que, en 1878, obtuvo una segunda medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes con la pieza “Muerte de Francisco Pizarro” y en 1887 realiza el lienzo dedicado a “La batalla de Otumba”, ambas obras propiedad del Museo del Prado.

Distintas crónicas de Indias coinciden en relatar la tristeza en que se sumió Cortes tras la derrota. En la “Historia General de las Indias” de Francisco López de Gomara de 1552, en la “Historia verdadera de la Conquista de Nueva España” de Bernal Díaz del Castillo publicada de manera póstuma en 1632, o en “La historia de la conquista de México” de Antonio de Solís, publicada por vez primera en 1684, pudo encontrar la inspiración el artista jienense.

La conmemoración de esta efeméride ha hecho que la obra de “La Noche Triste de Hernán Cortés” del MUBA sea protagonista en varias ocasiones. La pieza ha aparecido en las revistas de “Nacional Geographic. Historia” en marzo de 2019, ilustrando uno de los reportajes interiores, y también en la portada del número de este mismo mes de junio de 2020 de la revista “La Aventura de la Historia”.

Además de ello, la imagen del cuadro ha sido solicitada por la productora mexicana Sapi de C.V., para ilustrar un capítulo de la serie denominada “La vida en vivo”, dedicada a la historia mexicana y dirigida por Olallo Rubio; también participará en la exposición virtual que se organiza desde el Museo del Templo Mayor de Ciudad de México y que llevará por título “A 500 años de la Noche Triste. Crónica de una victoria mexicana”, y que podrá visitarse próximamente a través de la plataforma digital del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH).

La obra representa a Cortés desolado tras la derrota, apoyado sobre una roca y al pie del “ahuehuete”, que se conoce como el “Árbol de Cortés”, bajo el que, según la tradición pero no la historia, se cobijó para ocultar su llanto. Le acompaña, de pie y tras él, la Malinche, su aliada, amante y traductora, y uno de sus soldados que dirige la mirada hacia el extremeño. Al otro lado del lienzo, y en segundo plano, sus tropas aguardan el momento en el que Cortés se incorpore para continuar la retirada.

Por todas estas razones, la obra que se conserva en el MUBA relacionada con aquel acontecimiento adquiere un valor singular en el universo de la imagen cortesiana y de la pintura de historia de los acontecimientos americanistas.