Aún no he podido ver “Clitemnestra” pero si es como su director, José María del Castillo, esta obra es todo corazón, superación y honestidad. Porque este joven actor (lo veremos muy pronto en una serie en televisión junto a la actriz Carmen Maura), bailarín, músico y coreógrafo ha tenido que sortear cientos de obstáculos hasta llegar aquí. Y “aquí” es contar con una obra que en el prestigioso Festival de Teatro Garnacha de La Rioja se alzó con el premio del público y que además, está nominada a los Premio Escenarios de Sevilla 2019 en las categorías de Mejor Espectáculo, Mejor Dirección y Mejor Actriz (Natalia Millán). Eso, sin olvidar, las dos nominaciones este año en los Premios Max en el apartado, de nuevo, de mejor actriz protagonista y mejor música. Por cierto, música original del ya premiado con ese mismo galardón, Alejandro Cruz Benavides y a la que se le suma la coreografía de Benjamín Leiva.

Esta obra revisa a través de la danza, la música, el flamenco y la interpretación a uno de los grandes personajes de la antigüedad clásica, considerada una de las “mujeres terribles”, rebelde y vengadora de su sexo, y siempre personaje controvertido en las grandes tragedias grecolatinas.

Con la misma pasión que Natalia Millán, que no canta ni baila en esta obra, (un detalle más a tener en cuenta, de la personalidad de este director, porque lo fácil era haberse dejado llevar por las facultades y currículum de la actriz) José María del Castillo defiende su “Clitemnestra” con los ojos, con las manos, con la sonrisa y con la mirada, mientras hacemos esta entrevista…, y una se deja llevar hasta el escenario de sus sueños. Ese, al que este sevillano ha llenado de humor y drama el 13 de agosto en el Teatro Romano de Regina en Casas de Reina (Badajoz) y el 14 de agosto en Cáparra en Cáceres, dentro de la extensión que el festival de Teatro de Mérida tiene en nuestra región.

Que nunca se baje el telón a emprendedores como él, porque solo así, el resto de mortales podremos seguir soñando, aunque nunca pisemos un escenario. Pasen y lean.

Hace unos días representásteis “Clitemnestra” en el Teatro de Medellín, ¿cómo fue la experiencia?

Impresionante, estamos entusiasmados. Fue impresionante la acogida, el espacio, el marco, que es una maravilla. El público reaccionó muy bien, estuvimos muy cómodos y la verdad es que me llamó mucho la atención la seguridad, y el protocolo anti Covid. Fue una experiencia muy buena sin ningún tipo de problema y tanto el público como nosotros estuvimos muy, muy bien. Una experiencia maravillosa. Ya estamos preparados para Regina y Cáparra

¿Cree que es una obra que ‘crece’ con cada representación?

La obra crece, los actores están mucho más cómodos. Hay mucho engranaje, hay mucha música, coreografía. La obra es un engranaje de reloj. Lo que pasa es que los actores empiezan a crecer…, y por ejemplo Natalia Millán consigue un nivel de emoción , de empatía y conexión con el público brutal…,  ves a la gente llorando, riendo…, la obra pasa por una montaña rusa de emociones. Yo también creo que suma el espacio, hacer esta obra en un marco como es el Teatro de Regina, Medellín o Mérida suma, hay algo que vibra. Extremadura hace un poco más grande a esta obra. Además la cercanía de Andalucía con Extremadura y viceversa hace que la obra se consiga entender mucho mejor porque tiene mucho flamenco. Hay una conexión.

Tenía claro que quería utilizar el flamenco como hilo conductor de la obra porque para mi es un arte visceral, que llega a las entrañas, como le pasa a la protagonista. Cualquier folclore, fado…, llega a las raíces, y el flamenco que es lo mío, también. Creo que fue un acierto mezclar el flamenco con la tragedia griega.

¿Y ha sido difícil conjugarlo?  

Difícil…, si y no. Es difícil la dramaturgia pero la combinación no, porque entre la visceralidad y la tragedia no hay diferencias., cuando ella está desgarrada por un hecho trágico (no quiero hacer spoiler) ahí, se cantan unos fandangos valientes… la actriz y cantaora que hace de su hija (Ángeles Rusó) canta un cante que combina perfectamente con lo que está ocurriendo, junto al piano de Alejandro Cruz Benavides (que también firma las letras) te hace vibrar…, ahí no choca nada, fue todo muy fluído. Ya le digo, fue más complejo la dramaturgia. Soleá por bulerías, fandangos, siguiriyas…, y mucho baile flamenco con bailaores y bailaoras de primer nivel que en esta obra hacen un trabajo multidisciplinar: todos tienen que cantar, bailar y actuar. También hay momentos como la Guerra de Troya donde todo se hace a compás flamenco. No le puedo ni explicar lo que se siente cuando uno cuenta la Guerra de Troya a compás flamenco. Lo vives, lo sientes y lo escuchas. Una Guerra de Troya donde no se habla.

¡Qué difícil!, ¿alguna vez como director se ha encontrado con un reto como éste?

No, esto ha sido de los más complejo pero es verdad que he sabido rodearme de gente muy completa y muy buena, como Benjamín Leiva con la coreografía y Cruz Benavides en la música. Teniendo a estos artistas que me acompañaba y que entienden lo que yo quería conseguir…, y luego los actores que se prestan a todo…, el elenco se deja la piel en el escenario.

Todo el tiempo con la danza, la música, con el humor y el drama…, pone los pelos de punta.

Natalia Millán protagoniza esta obra…

Ella ni canta ni baila y eso que podría pero lleva una carga muy grande y muy compleja, pero yo la quería a ella porque Natalia reúne muchos requisitos que yo necesitaba: por un lado una actriz con solvencia y madurez. Tiene que ser una reina con el poder de ésta; y por otro lado…, es que ella tiene una cosa muy bonita que es una vulnerabilidad, una fragilidad… es muy sensible y muy empática. Tiene una fuerza muy potente pero a la vez se quiebra con muy poquito. Tiene una conexión con la emoción muy visceral, y luego tiene mucho sentido del humor. Se habla de la muerte, del sexo…, esta obra tiene temas muy dispares y yo quería una actriz que también supiera reírse de si misma y no se regodeara en el drama. Ella combina todo eso.

Más o menos como usted que combina la docencia en Málaga, con su trabajo como actor, director…, ¿quién gana en esa retroalimentación?

¡Todos!(se ríe) ¿sabe porqué monté mi compañía? Porque en muchos espectáculos te dicen “ve aquí, vive esto”…,  pero yo quería contar mi experiencia y mi punto de vista. Cada uno tiene que vivir su viaje.

Palop Flamenco