La consejera de Agricultura, Desarrollo Rural, Población y Territorio, Begoña García Bernal, ha insistido este jueves en seguir desarrollando políticas públicas que incidan en continuar impulsando la incorporación de la mujer, como profesional del mundo agrario y rural, para combatir la despoblación, y para que este colectivo no sea quien “pague” las consecuencias de la crisis ocasionada por la Covid-19.

Así lo ha defendido durante la inauguración, en Mérida, del II Campus Mujeres Cooperativistas, organizado por Cooperativas Agro-Alimentarias Extremadura, en el que también ha participado la directora general de Cooperativas y Economía Social, Angélica García Gómez.

La consejera ha destacado la importancia de este tipo de encuentros que contribuyen a poner en valor la actividad que desarrollan las mujeres cooperativistas, en un entorno rural, excesivamente masculinizado.

“Afortunadamente la situación está cambiando y muestra de ello es la visibilidad que persiguen eventos como este”, según ha precisado, antes de recordar el Plan Estratégico de Igualdad de Género en el Medio Rural 2017-2020– puesto en marcha por la Consejería– el cual impulsa medidas de formación y emprendimiento en aras a “consolidar el empleo en las zonas rurales”, frenando así el despoblamiento.

IMPORTANCIA EMPRESAS ECONOMÍA SOCIAL

“Las comarcas que empiezan a tener una masculinización evidente son las que resultan despobladas en pocos años”, y ello dificulta el acceso a determinados servicios para disponer de la calidad de vida adecuada, ha observado.

Por este motivo la Junta debe “incidir”, junto al sector, en la línea que se viene desarrollando para adaptar la normativa regional, los estatutos y continuar potenciando la paridad en los órganos de representación de las cooperativas y empresas de economía social, dada la importancia tanto de pymes, como de microempresas, en la generación de riqueza y fijación de población en el medio rural.

Ante lo que ha generado la pandemia, las empresas de economía social han demostrado “más flexibilidad para adaptarse a los cambios y variar producción“, como ha ocurrido con la elaboración de hidrogel o de mascarillas, así como en las nuevas formas de ventas ideadas, ha valorado.

Para concluir, ha argumentado que la crisis provocada por el coronavirus presenta una triple dimensión, en lo sanitario social y económico, que requiere un análisis donde se visualicen las diferencias del impacto en hombres y mujeres para propiciar las respuestas adecuadas, puesto que de lo contrario se “agravarán” las desigualdades entre hombres y mujeres.

Hay que “redoblar esfuerzos y que ninguna, ni una sola, se quede en el camino”, según ha insistido Begoña García.