El mayúsculo reto de unos actores que ponen fin a su carrera de formación llevando a escena Hamletes el que afrontan los que han cursado la especialidad de Interpretación en la Escuela Superior de Arte Dramático de Extremadura (ESAD). Horas y horas de ensayos que se convertirán en teatro en el estreno de la versión que presentan en el Festival de Teatro Clásico de Extremadura este lunes en el Gran Teatro de Cáceres, a las 22.30. La función se ha traslado de escenario por el riesgo de lluvia.

Hamlet, una de las obligadas piezas en la trayectoria de cualquier actor, es el proyecto de fin de estudios de los alumnos de la ESAD. La versión que se escenifica en el festival la firma Charles Delgadillo, a partir de la traducción que hizo Ángel-Luis Pujante, especialista en la obra de Shakespeare. Al frente del montaje se encuentra, como es habitual en los montajes de fin de curso de la escuela, Carmen Galarza.

El espectáculo se acoge a una tradición teatral, según la cual el principal personaje de la obra, el príncipe de Dinamarca, lo encarna una mujer, la joven estudiante, y a partir de ahora actriz con su bautismo en el festival, Naara Vázquez.

La primera mujer que hizo de Hamlet fue uno de los mitos de la interpretación, Sarah Bernhard, en 1899. Y son conocidas las versiones interpretadas en el teatro inglés por Glenda Jackson, o en el español, por Margarita Xirgu, Nuria Espert o Blanca Portillo. Pero podrían citarse innumerables versiones más, como la de la mexicana Julieta Egurrola o la polaca Teresa Budzisz-Krzyzanowska. El montaje de la ESAD quiere además ser una reivindicación femenina en el teatro, de ahí la presencia mayoritaria de mujeres en el elenco, seis mujeres y dos hombres.

El proyecto Hamlet, como Taller de Fin de Estudios de la especialidad de Interpretación, surge, según la compañía, con la idea de realizar un ejercicio esencial de arte actoral, el de ser “yo”, en lo que Stanislavski denominaba “la piel ajena”. El montaje invoca también a Peter Brook, que señaló a propósito del autor de El rey Learque “si lo que nos atrae del teatro es que es un espacio donde personas van a ver a personas, la genialidad de Shakespeare radica en que sus personajes son personas”.

Delgadillo ha puesto la carga ideológica de su versión en la idea de que hay que dejar de tratar a la otra persona como a uno mismo, porque ello desemboca en “actos sangrientos e inhumanos”. Ocho actores se reparten los 22 personajes de este montaje: Raquel Bejarano, Susana Diz, Paula Fidalgo, Roy García, Máximo Leal, Nathalie Masson, Pilar Ortiz y Naara Vázquez. El grupo es consciente de que se enfrenta a una de las obras “más insignes de la literatura dramática” y esgrime como armas para acometer el reto “trabajo, respeto y amor al teatro”.