La joven fontanesa Irene Fernández García ha realizado el Grado Universitario de Historia del Arte y Patrimonio Histórico – Artístico en Cáceres, y actualmente se encuentra opositando para ser conservadora de museo. Durante su periodo de prácticas en la Dirección General de Bibliotecas, Archivos y Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura , fue invitada participar en la 4ª edición del Proyecto de investigación a nivel nacional “ Paisajes Culturales en la Extremadura Meridional IV / Una Visión desde el Patrimonio”, que ahora ve la luz. Un proyecto del Ministerio de Ciencia e Innovación, cofinanciado por los Fondos FEDER.

En esta edición, en la que han vuelto a participar prestigiosos investigadores extremeños como Nuria M. Franco o María del Mar Lozano Bartolocci, se ha abordado en un amplio capítulo “El Paisaje Urbano de Extremadura”. Mientras que el segundo capítulo, que compone el estudio, está dedicado a los Paisajes Culturales de Badajoz, Cáceres, Campo Arañuelo y Navalmoral de la Mata, El Jerte y Plasencia , Olivenza, la Sierra de Montánchez y el que ha escrito Irene F., sobre la zona de Zafra – Río Bodión.

Irene hace un recorrido bien documentado por los vestigios históricos, monumentales, artísticos y culturales que la Prehistoria y todas las etapas de la Historia han ido dejando en la comarca. Así, se encuentran primero referencias al paisaje físico o a la arquitectura popular, a monumentos megalíticos y pinturas rupestres, la cita obligada a esa urbe romana de Medina de las Torres que fue Contributa Iulia, o a la ocupación musulmana y la vía de la Plata. Le sigue la mención a la importancia de las Órdenes Militares que tuvieron gran influencia en la zona, al Ducado de Feria y sus posesiones , o a monumentos religiosos de gran valor como la Parroquia de Nuestra Señora de La Candelaria de Fuente del Maestre. La expansión comercial de Zafra, como cabecera de comarca, y unos apuntes sobre “ Las Cruces “ de Feria, declaradas Fiestas de Interés Turístico Nacional, como ejemplo del rico Patrimonio Inmaterial de la zona estudiada, completan el capítulo.

Pero no es la primera vez que esta joven inquieta, y apasionada por la investigación patrimonial, publica un estudio. Ya que en el 2018, editó un trabajo de investigación titulado “Antonio Ponz y la Valoración de la Antigüedad en Extremadura”, a través de la plataforma Nubeteca :Una iniciativa, que nació del convenio de colaboración entre la Diputación de Badajoz y la Fundación Germán Sánchez Ruipérez .

Concha Llamazares: Recuerdo ese trabajo de investigación tuyo, del que comentaste que la figura del viajero ilustrado Antonio Ponz te había atrapado, y de cómo tu amor por el arte antiguo te lo había trasmitido una docente del grado llamada M. Cruz Villalón.

Irene Fernández: Efectivamente, Mari Cruz Villalón es de esas docentes a las que les apasiona la materia que imparten, y yo tuve la suerte de ser alumna suya. Sus clases eran magistrales , te transmitía toda la emoción que ella sentía por el arte en la antigüedad, nos contagió todo su entusiasmo. Pero tengo que decir que en mi vocación también hay otro gran referente; mi profesor de Historia y de Historia del Arte en el Ies. Fuente Roniel, Manuel Alesón, que influyó mucho a la hora de decidir lo que quería estudiar, por donde quería encaminar mis pasos.

C.LL.: ¿ Quién era Antonio Ponz ?

I.F. : Antonio Ponz fue un pintor y viajero ilustrado, al que le fascinaban las obras antiguas. Y, tras un viaje a Roma, y su visita a las ruinas de Pompeya y Herculano, surgió en él la necesidad de seguir investigando y catalogando obras antiguas. Coincidiendo con la expulsión de los Jesuítas en el S. XVIII, Campomanes le encarga un trabajo de catalogación de obras en Andalucía: Un trabajo que después ampliaría por todo el territorio nacional, algo que le llevó 22 años, de 1.772 a 1.794 , y que quedó plasmado en 18 tomos.

En dos de ellos refleja los viajes que hizo por Extremadura, en los que fija su atención sobre todo en puentes, acueductos, calzadas, o posadas . Y como buen Ilustrado, denuncia en sus escritos el estado de abandono en el que se encuentran esas obras, y apela a que se rehabiliten y se les vuelva a dar utilidad pública.

Esto es lo que me fascina y me atrapa del personaje. Cómo , en pleno S. XVIII , nos encontramos con una amplia obra de investigación y catalogación de bienes patrimoniales, que es además toda una denuncia de lo que hoy llamamos atentados contra el patrimonio. Confieso que me leído varias veces los dos tomos que dedica a Extremadura , y algunos más, y no sólo por rigor de cara a mi trabajo de fin de grado.

Me resulta fascinante imaginarme a ese hombre, dedicando muchos años de su vida a un trabajo portentoso y minucioso, toda un empresa vocacional en una época en la que viajar sería toda un odisea. De hecho, relata muy bien, por ejemplo, cómo se pasaba largas jornadas atravesando parajes secos de una Extremadura en pleno verano, de las penalidades que tuvo que sufrir en su empeño. También se nota su carácter ilustrado porque se centra principalmente en monumentos y obras de la Antigüedad, y pasa más de largo cuando se trata de obras barrocas. No podemos olvidar que en el ideario de la Ilustración está la vocación por volver a las formas o cánones clásicos, el llamado Neoclasicismo.

C.LL.: Estamos ante tu segundo trabajo de investigación, que forma parte del proyecto a nivel nacional que hemos citado, y que tiene continuidad por su relevancia. ¿ Cómo llegas a él?.

I.F.: Tuve la suerte de hacer las prácticas de mi grado en la Dirección General de Bibliotecas, Archivos y Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura de mi comunidad. Una experiencia maravillosa de aprendizaje que recomiendo a todos los que estudien Historia, o Bellas Artes … Allí pasé por todos los departamentos y acabé en el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales . Y aquí fué donde me propusieron que escribiera el apartado dedicado a Zafra – Río Bodión, sobre todo porque a mí me encanta estudiar la riqueza patrimonial de mi pueblo y del rico entorno en el que se ubica. Fue un lujo, un honor.

Además , hice de todo, aprendí cómo es el trabajo día a día allí. Desde participar directamente en la excavación de un mosaico romano, hasta saber cómo se gestiona un centro de interpretación o realizar fichas técnicas para catalogar unos sepulcros prerromanos en la zona de La Vera. También hice visitas con estos profesionales a lugares increíbles de nuestro patrimonio como Cáparra o Alcántara.

Y, como colofón, me dieron la oportunidad de participar en unas Jornadas Europeas de Patrimonio. En éstas, hice de guía por el templo romano de Augustobriga en Bohonal de Ibor, en Cáceres. Un templo reconstruído fielmente en una zona distinta a la del original, que quedó sepultado por las aguas del pantano de Valdecañas. Incluso realicé una serie de ponencias, algo que me gusta y de lo que pude disfrutar después en mi pueblo, gracias a que Joaquín Pascual me dió la oportunidad de hacerlo en su Aula “Cultura para Todos”.

Dicho de paso, me encantaría repetir cuando todo esto de la pandemia pase, y vuelva ese curso en el que me sentí muy bien acogida.

C.LL.: Actualmente, te encuentras opositando para ser conservadora de museo. Pero sé que el trabajo de investigación y divulgación patrimonial es lo que más te atrae …

I.F.: Sin duda, y no descarto incluso decantarme por la docencia, y posteriormente la investigación, si estas oposiciones se aplazan demasiado, o no consigo plaza. Pero hay que tener los pies en el suelo. Ahora, una vez que consiga trabajo, mi verdadero sueño es viajar por toda Extremadura, hacer lo que hizo Antonio Ponz pero con las ventajas de hacerlo en el siglo XXI.

Quiero recorrerla detenidamente de norte a sur, especialmente por lugares pequeños o desconocidos todavía, y detenerme mucho en mi pueblo, que es riquísimo en patrimonio. Para catalogarlo todo , y después publicar todos los hallazgos. Fíjate que, sólo en esta comarca, tenemos 4 Conjuntos declarados Bien de Interés Cultural. Ese sueño me mueve, y sé que algún día lo haré.

Concha Llamazares