A María Moreno (Cádiz, 1986) la han descrito como ‘la nueva luz de la danza flamenca’. Un regalo, como la propia gaditana lo describe, a la que la premiada como Artista Revelación del Festival de Jerez responde halagada. Y es que el baile flamenco se despereza en este nuevo año con toda una generación, que sobradamente preparada, asalta escenarios y todo tipo de espacios con las ganas y la fuerza de la juventud, la libertad que va sin moldes, y la necesaria pizca de soberbia y orgullo que empuja a ofrecer lo que saben…, y lo que les pide el cuerpo. “Que me incluyan en esa nueva generación, y que me posicionen como punta de lanza es un regalo al trabajo que ya llevo todos estos años atrás”. La valentía, que siempre ha sido buena compañera, no desampara a María Moreno que igual abraza la ortodoxia, que publica un libro de fotografías ‘Yo bailo’, en la que ‘desnuda’ su baile, miedos e inquietudes. “En ningún momento fue algo premeditado pero cuando comenzamos este trabajo, que venía de otro anterior, y ver esa maravilla de viaje fotográfico que Susana Girón me hizo, los textos empezaron a salir solos”. Un baile de imagen, palabras, flamenco y sinceridad que junto a su espectáculo ‘More, no more’ ha sido, para la gaditana, “algo muy especial que ha tenido este año”. Ahora, a esperar los del 2021. Pasen y lean.

Lorca decía que “el duende es un poder y no un obrar, es un luchar y no un pensar”. A usted la han definido como ‘el duende desnudo’, ¿da pudor?

No, no me da pudor. Yo creo que si me diera pudor no podría dedicarme a esto. Para mí, el hecho de bailar en el escenario y el hecho de contar cosas con mi cuerpo es un acto también de desnudo, no físico, pero si sentimental. La verdad es que una se acostumbra a exponer al público que viene a verte, ya sea en un escenario o en unas clases, los sentimientos y las experiencias. ¿’El duende desnudo’? Yo creo que pueden definirme así porque tanto mi persona como mi parte artística es muy realista. Cuando estoy en el escenario, lo que hago para mí, es un desnudo total de sentimientos y si ya le añadimos los días maravillosos en los que llega el duende…, ¡lo mismo puede venir de ahí lo del duende desnudo!

¿Qué tiene su baile más allá de la pincelada de los maestros con los que sigue colaborando como Yerbabuena?

Mi baile tiene una mezcla grande de maestros con los que he trabajado como Javier Latorre, Rafaela Carrasco, Antonio Canales o Eva Yerbabuena, como los que igualmente me han inspirado pero con los que no he trabajado. Mi baile tiene mucho de mi tierra, de ese mar de Cádiz que me persigue y que es muy importante. Yo creo que eso está ahí. También la gente que me rodea…, mi baile tiene mucho sentimiento, así lo definiría yo.

¿Qué se necesita para desprender libertad y libertinaje en el baile?

Yo creo que lo más que se necesita para desprender libertad y libertinaje es la sinceridad. La sinceridad es algo más complicado de lo que pensamos y para poder desprender todo eso, necesitas serlo.

¿Por qué el baile flamenco parece que evoluciona hacia algo más conceptual que ortodoxo?

Creo que el baile es un arte totalmente vivo y como tal, es natural que evolucione. Todo evoluciona en sí, ¿menos ortodoxo? Puede ser, pero yo creo que al ser un arte vivo, es totalmente imposible negarle esa evolución, además, ¿por qué no? Yo creo que lo más importante es que cada artista se sienta libre. Además, ahora hay un abanico muy importante de artistas en el flamenco, hay gente en todos los campos: más ortodoxos, conceptuales…, creo que eso es muy bueno para el público, para el flamenco y para el arte en general. Yo defiendo mucho al artista con su libertad total.

‘El flamenco puro es la vanguardia’ entonces, ¿por qué para diferenciarse hay que transgredir y romper los esquemas?

Yo personalmente no me siento con la obligación de tener que romper esquemas ni barreras, para tener que llamar la atención del público. Yo creo que la forma más bonita para diferenciarse como artista es teniendo personalidad, aportándola, y buscándola por el camino. Eso es lo que te hace diferente, la búsqueda total. Además, este es un arte por el que pasa la mayor parte de tu vida, y necesitas ser tú para también ser feliz.

Fusionando, ¿gana el baile o el artista?

Yo creo que una buena fusión dentro de un trabajo y de una sinceridad como he dicho antes, ganamos todos. Gana el artista y también el espectador, yo misma como espectadora, porque podemos disfrutar de algo nuevo. Siempre lo defiendo dentro de una sinceridad y de una conciencia, no desde un hecho premeditado, sino de algo que te nace del cuerpo.

La obra ‘More no more’ con un elenco artístico y técnico de primer nivel, entre ellos, el diseñador Palomo Spain, ¿cómo ha sido ese encuentro con un ya, icono de la moda?

Ha sido muy bonito, muy divertido y sobre todo muy enriquecedor. Palomo Spain es un artista que en el campo de la moda ha sido muy transgresor, y muy consecuente con la propuesta que era, con lo que necesitaba, así que ha sido muy bonito y dinámico. El resultado ha sido mágico. Son diseños totalmente maravillosos, y vestirte con algo que te parezca una maravilla te da un empoderamiento y una fuerza, que a mi me encanta.

También publicó ‘Yo bailo’ un libro joya de fotografías más allá de las imágenes en el trance del escenario…, ¿se marca alguna meta como profesional?

Hay una frase que digo en el libro que es que no hay ninguna meta: la meta y el ritmo lo marco yo. Yo me reto conmigo misma. En este caso, de la unión con la fotoperiodista Susana Girón nace la idea, pero de una forma muy natural, de publicar este libro. La verdad es que estoy muy contenta porque, al hilo de lo que hemos hablado, es un desnudo de emociones también.

¿Qué sueño le queda por cumplir?

Mi mayor sueño es ser feliz y el flamenco me acerca mucho a esa felicidad. Eso es lo más importante en la vida.

Palop Flamenco