Ingredientes:

  • 600 gr de queso crema.
  • 4 huevos L.
  • 300 ml de nata para montar (mínimo 35% materia grasa). Debe estar bien fría, recién sacada de la nevera.
  • 180 gr de azúcar blanco.
  • 1 cucharada sopera rasa de harina de trigo.

Elaboración:

En primer lugar, ponemos a precalentar el horno a 200ºC con calor arriba y abajo (sin ventilador) y comenzamos a preparar la mezcla. Puedes utilizar varillas manuales, varillas eléctricas o un robot amasador. Asimismo, hay que intentar no introducir aire en la mezcla por lo que el batido no debe ser muy exagerado sino simplemente para mezclar los ingredientes.

Empezamos batiendo el queso crema hasta que no tenga grumos y el aspecto sea de una crema homogénea.

Añadimos el azúcar y batimos hasta que esté bien integrado, apenas 2-3 minutos.

Cascamos los huevos y añadimos de uno en uno: cuando un huevo ya se haya integrado en la mezcla, añadimos el siguiente.

Incorporamos la harina y mezclamos de nuevo hasta verla desaparecer. Recordar que siempre hemos de tamizarla.

Por último, echamos la nata y mezclamos bien hasta que el resultado sea totalmente homogéneo.

Cortamos una buena cantidad de papel de horno, teniendo presente que va a rebosar del molde (que debe ser desmontable). Arrrugamos y lo ponemos cubriendo el molde, así arrugándolo se adapta mejor. La idea es que las paredes del molde queden de sobra cubiertas porque la tarta sube bastante en el horno y así se evita que se salga.

Vertemos la mezcla en el molde y lo introducimos en el horno a altura media.

Horneamos la tarta unos 45 minutos. Vigilamos a partir de los 30 y si se está dorando mucho por encima cubrimos con papel de aluminio y seguimos horneándola.

Cuando esté lista abrimos un poco la puerta del horno y dejamos que se enfríe lentamente 4-5 horas.

Cuando se encuentre a temperatura ambiente métela en la nevera y déjala reposar de un día para otro.

Mientras más días tenga mejor sabor tendrá. Tenemos que sacarla antes de servir para servirla a temperatura ambiente.