La consejera de Educación y Empleo, Esther Gutiérrez, y el secretario general de Educación, Francisco Javier Amaya, han presentado hoy las conclusiones de la Memoria sobre Convivencia Escolar en los centros educativos del curso 2019-2020 ante el Pleno del Observatorio de la Convivencia Escolar.

Las conclusiones del informe están condicionadas por la situación de excepcionalidad vivida el curso pasado, tras la suspensión de las clases presenciales desde mediados del mes de marzo a causa de la pandemia y del consiguiente confinamiento general de la población.

Así, el pasado curso sólo se constataron 5 casos de acoso escolar, mientras que el curso anterior fueron 35. Esos 5 casos representan el 9 por ciento de las denuncias registradas en los centros educativos, que fueron 55 en total. El anterior curso examinado, el 2018-2019, se registraron 123 denuncias de posibles casos de acoso escolar.

El secretario general de Educación ha dicho al respecto que “no podemos calificar estas cifras como de descenso de casos, sino simplemente como que, debido al cierre de los centros educativos y del paso al modelo de enseñanzas no presenciales, muchos protocolos no se pudieron finalizar como establece la norma”.

De los 5 casos constatados como acoso escolar, 2 de ellos se pueden calificar además como ciberacoso. En 3 de estos 5 casos fue la familia de la persona acosada la que presentó la denuncia en el centro educativo y los otros 2 casos fueron denunciados directamente por la víctima ante la jefatura de estudios de su centro.

Además, en 4 de los 5 casos la persona agresora se encontraba en la misma clase que la víctima y en el otro caso de acoso escolar, la persona agresora era de una clase diferente a la de la víctima.

En 4 de los 5 casos las víctimas sufrieron agresiones físicas y verbales y en el otro caso la víctima sufrió agresión sexual, con intimidaciones y tocamientos.

Como se hacía referencia antes, en 2 de los 5 casos las agresiones fueron a través de las redes sociales, con burlas por parte de las personas agresoras. Además, en 1 de esos 2 casos de ciberacoso la víctima sufrió aislamiento social dentro de su aula.

Cabe destacar también que, en los casos de acoso escolar, se suelen dar varias situaciones. De los 5 casos de acoso escolar, 2 se produjeron en Primaria; 2 en Secundaria y 1 en enseñanzas postobligatorias (Formación Profesional y Bachillerato).

CONDUCTAS CONTRARIAS A LAS NORMAS DE CONVIVENCIA

En cuanto a las conductas contrarias a las normas de convivencia, el pasado curso 2019-20202 se registraron 52.685 casos, frente a los 73.130 casos en el curso anterior.

Las conductas de este tipo más habituales tuvieron que ver fundamentalmente con la perturbación del normal desarrollo de las actividades de clase (30 %). Le siguieron las actuaciones incorrectas hacia algún miembro de la comunidad educativa (29,93 %), las faltas de colaboración sistemática en la realización de las actividades (17,65 %) y, por último, con impedir o dificultar el estudio a sus compañeros y compañeras (14,86 %).

Ante estas conductas contrarias a la convivencia, los centros educativos impusieron 47.313 correcciones, como el apercibimiento por escrito (54,14 %), el apercibimiento oral (28,29 %) o la supresión del derecho a asistencia al centro educativo de entre uno y tres días (8,59 %).

Estas conductas se registraron, mayoritariamente, en el entorno de la clase, seguidas del recreo y, por último, en el intercambio entre las clases.

CONDUCTAS GRAVEMENTE PERJUDICIALES PARA LA CONVIVENCIA

El pasado curso se constataron 5.767 casos de conductas gravemente perjudiciales para la convivencia. En un 23,74 por ciento de los casos se produjo reiteración de conductas contrarias; en un 15,97 por ciento de los casos se impidió el normal desarrollo de las actividades en el centro; en un 14,34 por ciento fueron agresiones físicas a un miembro de la comunidad educativa; y en un 11,60 por ciento de los casos, por un uso indebido de medios electrónicos durante las horas lectivas.

Entre las medidas correctivas aplicadas, se encuentran la supresión del derecho de asistencia al centro entre 4 y 30 días (35 %), la asistencia a un aula de convivencia, mediación o de trabajo en habilidades sociales (22 %), la supresión del derecho a participar en actividades extraescolares (18 %) y la realización de tareas fuera del horario escolar (15 %).

Al igual que las conductas contrarias a las normas de convivencia, estas conductas más perjudiciales se produjeron principalmente en las aulas, seguidas de en los recreos y, por último, en los intercambios de clase.

El pasado curso escolar 713 centros educativos sostenidos con fondos públicos participaron en este análisis de la convivencia. Son 2 centros más que el curso anterior.

PROGRAMA ‘AYUDA ENTRE IGUALES. ALUMNO ACOMPAÑANTE’

Para prevenir el acoso y mejorar la convivencia escolar, la Consejería de Educación y Empleo desarrolla el programa ‘Ayuda entre Iguales. Alumno acompañante’, al que el pasado curso escolar se sumaron 24 centros, con los que en total fueron 198 centros educativos (134 de la provincia de Badajoz y 64, de Cáceres) los que participaron en el programa. La Consejería realizó 135 certificaciones de actuaciones innovadoras en la convivencia.

Este curso 2020-2021 se han inscrito en el programa 27 centros más, con lo que son ya 225 los centros que participan en este programa que “persigue la resolución pacífica de conflictos y contempla un modelo integrado de convivencia”, ha destacado el secretario general de Educación.

Como propuestas de mejora, Francisco Javier Amaya ha señalado que las políticas de la consejería en materia de convivencia escolar se centrarán en dos espacios: los patios y las aulas, donde más conductas contrarias a las normas de convivencia se han producido.

En este sentido, el secretario general de Educación ha explicado que en los patios se deben desarrollar “actividades lúdico-formativas que fomenten la diversidad, la convivencia y los valores democráticos”, mientras que en el aula se apostará por “una educación que autorregule las emociones, ya sean de autoestima o autoidentidad. Los alumnos deben aprender, desde sus emociones, a tolerar la diversidad, el estrés y la frustración”.