El Ayuntamiento de Mérida y la Diputación de Badajoz han colaborado para la publicación del libro de Manuel Vargas Suárez, ‘Apocalipsis gitano’, una obra que sirve, en palabras del autor, “para hacer recordar todo lo que hemos perdido en nuestro caminar y, a la vez, ser un puente transmisor a la sociedad y explicar todo lo bueno del acervo cultural de los gitanos”.

Se han editado 300 ejemplares de esta obra que persigue “la recuperación de la lengua gitana, el caló romaní” que es “de vital importancia para ser mejor persona, mejor gitano y quitar todas las etiquetas que nos han colocado a lo largo del tiempo” explica Manuel Vargas que añade que “su uso es cada vez más restringido y solo lo hablan las personas más ancianas de las familias”.

“En el caso gitano, la lengua viene ser una de de las calves de identidad más fuertes debido que no tienen un territorio propio sino que están dispersos por el mundo” a esto se suma que “en España está en un periodo muy grave, en extinción si no se ponen los medios adecuados y con urgencia”.

El autor alerta de que “las nuevas generaciones no lo saben ni lo aprenden, incluso los mayores no tienen conocimiento de este precioso patrimonio heredado por nuestros ancestros: lo hemos perdido”.

En el libro desarrolla un amplio diccionario castellano- caló gitano, con unos tres mil vocablos.

También explica los números, nombres geograficos, meses del años, días de la semana, un listado de oficios y profesiones y los nombres de los parientes.

Además ofrece una serie de artículos en los que desgrana algunos de los aspectos clave de la cultura gitana, anécdotas familiares y de la historia de su pueblo, tradiciones como el luto riguroso, la crítica hacia los chistes racistas y termina con una traducción a lengua caló del Libro del Apocalipsis.

“En el rápido proceso de integración de los gitanos españoles perdimos todo el acervo cultural, de ahí el título del libro” señala Manuel Suárez. “Y buenos gitanos -concluye- son aquellos que respetan sus tradiciones, sus costumbres y todo el acervo cultural; un tesoro para guardar y cuidar y hacerlo respetar porque es el tesoro en el que nuestros hijos se deben forjar y caminar”.