La gran noche del cine español en que se convierte cada año la ceremonia de entrega de los premios San Pancracio de Cine con la que se clausura el Festival de Cine Español de Cáceres, se vivió anoche entre la emoción y la reivindicación. A las palabras de agradecimiento de los galardonados se sumó un clamor casi general por el necesario regreso del público a las salas de cine. “El público es imprescindible, el cine, mi oficio, no tendría sentido si no se viera, si no se sintiera”, aseguró la actriz Marisa Paredes, Premio San Pancracio de Honor.

De uno otro modo, los premiados defendieron en sus respectivos discursos el papel destacado tanto del cine como de la cultura para la sociedad y más en estos tiempos que vivimos.

El propio presidente de la Fundación Rebross organizadora del Festival, Paco Rebollo, que entregó el premio a la Marisa Paredes, se refirió en su discurso a las complicaciones que había supuesto la celebración de la 28 edición del Festival este año y la falta de respuesta del público, pero confió en que las salas puedan recuperar sus espectadores poco a poco. Sí destacó la gran presencia femenina en el palmarés de los San Pancracio de este año, algo que reconoció le llenaba de orgullo. Y tuvo un recuerdo especial para todas las personas que se han quedado en el camino en el último año, entre ellas mencionó de forma especial a la presidenta de la Diputación de Cáceres, Charo Cordero.

La actriz extemeña Carolina Yuste, Premio San Pancracio Reyes Abades, fue la primera en recoger su galardón. Ya con él en las manos, le dio las gracias a la gente que sigue luchando por hacer realidad eventos como el Festival de Cine Español de Cáceres. Aseguró que ella ha sido una excepción del tópico que dice que nadie es profeta en su tierra porque ella se ha sentido “muy impulsada” en Extremadura y reclamó seguir apoyando el cine, la cultura y la educación “para hacer un mundo mejor”.

Tras ella, otra actriz, Loreto Mauleón, galardonada con el San Pancracio a la Mejor Actriz de serie por su personaje en Patria, expresó su ilusión por la obtención de este premio, agradeció que este año se hubiera podido sacar adelante el Festival y deseó poder regresar el año que viene.

El único de los premiados que no recogió su premio personalmente, el actor Darío Grandinetti, San Pancracio Mejor Actor de Serie por Hierro, que se encontraba rodando en Argentina, envió desde allí un vídeo de agradecimiento en el que lamentaba no haber podido estar en Cáceres participando en este Festival que homenajea al cine, más aún cuando “el cine ha sido una compañía necesaria en estos tiempos”, por eso calificó de “elogiable” la labor del Festival cacereño.

La directora Pilar Palomero, San Pancracio a la Dirección Revelación por Las niñas, aseguró que el Festival le había devuelto a una cierta “normalidad” al haberse podido reencontrar con sus compañeros y se manifestó optimista: “Volveremos a rescatar nuestros espacios”.

El San Pancracio al Mejor Actor por su papel en La maldición de los guapos, Gonzalo de Castro, expresó su emoción por volver a escenarios como el de Cáceres tras meses de sequía por la pandemia. “Solo el cine tiene sentido cuando lo hacemos ante el público en una sala y es a lo que me quiero dedicar en la vida”, afirmó.

Tras él, Nathalie Poza, premiada con el mismo San Pancracio en categoría femenina por su interpretación en la película rodada precisamente en Cáceres Invisibles, de Gracia Querejeta, recordó haberse sentido como en casa durante el tiempo del rodaje y quiso dedicarle el reconocimiento a la maquilladora de la película fallecida, Milu Cabrera.

Isabel Coixet, la penúltima galardonada de la noche, subió al escenario del Gran Teatro de Cáceres para recoger su San Pancracio a la Mejor Dirección por Nieva en Benidormy reconocer que este premio le gusta mucho porque “siempre está muy bien tener un San Pancracio en la vida”. La directora española que más ha dirigido fuera de nuestras fronteras, reafirmó su espíritu internacional porque, dijo, que está muy bien sentirse de un sitio, pero que ese sitio no es exclusivo. “Uno puede tener raíces en muchos sitios”, aseveró.

Por último, una de las grandes damas del cine español, Marisa Paredes, transmitió energía y ganas de vivir al recoger su reconocimiento a toda una vida dedicada a la interpretación. Sus palabras de agradecimiento se convirtieron en un canto a la vida. “A pesar de lo que hemos vivido, he sentido la alegría de estar viva porque la vida es algo hermoso. Viva la vida, el cine y la alegría”, dijo. Recordó que la cultura “es lo que queda” cuando todo lo demás desaparece y por eso concluyó con un grito: “Viva la cultura y viva la libertad”.

La gala benéfica, que se inició a las 19.00 y duró poco más de hora y media, estuvo dirigida por Marcos Yepez y contó con la comicidad del actor cacereño Chemi Morenopara arrancar carcajadas del público, además de las interpretaciones musicales de la cantante cacereña Olana Liss, acompañada al piano de Geni, y de María Gonzálezy Mar Cabezas, acompañadas por Paco Luisal piano.