“Intelectuales y España” (por JMM Caminero, articulista)


José María Ridao en una entrevista realizada por Nuria Azancot para el El Cultural del 17 de mayo del 2021 afirma: “No creo que los intelectuales hayamos hecho un buen trabajo”.

Aquí, nos estamos debatiendo, con el eterno problema de los intelectuales y la rex pública, lo sociopolítico. ¿Los intelectuales han cumplido en estas últimas décadas su papel, sea modesto o no, de dar luz y claridad a multitud de acontecimiento, o por el contrario han estado agazapados en sus estudios académicos, y, no han tenido un lugar más preeminente, no han sido farolas-antorchas-luces para dar entendimiento-comprensión para y en la sociedad…?

Por supuesto, un modesto articulista como es el escribiente de estas frases, no tiene la intención de hacer las heridas más grandes, ni hacer ningún boquete en ningún sector intelectual y social o administrativo o económico de la sociedad-Estado, en el que vivimos-existimos-sobrevivimos-estamos-somos. Pero no cabe duda, de que existen, en general, dos afirmaciones, primera, los intelectuales, en general, no están cumpliendo con su deber a y ante la sociedad. Segundo, los que piensas que sí, que el oficio del intelectual, es la enseñanza, si son profesores, en alguna de los estamentos-niveles, y después, publicar sus reflexiones-investigaciones, y que ahí se termina su papel-labor, salvo, algunas conferencias, libros, entrevista, etc.

En la crisis del 2008, personalmente, a algunos profesores de economía y de empresariales, en la Enseñanza Secundaria, yo les planteé, sin inquinas, ni rencores, pero que no entendía, “¿¡qué como existiendo en España, al menos varios cientos de miles de economistas licenciados, de empresariales y de saberes afines, en distintos grado, no habían pronosticado, dicha enorme crisis, y, si los medios de comunicación no le hubiesen dado cobertura, en sus trabajos académicos, los podrían haber publicado, o en Internet, quién no tiene un blog que dirige como navegante más experto o menos”?!”. El silencio fue siempre la respuesta. Por tanto, con el silencio he ido amasando todos estos años, en estas cuestiones y aplicables a otras muchas…

Se producen dos fenómenos, que casi nadie se atreve a indicar, y, que con todo el respeto, es muy difícil formular, pero que en los círculos intelectuales de la enseñanza o de la cultura o intelectuales adscritos en distintos cargos-cargas administrativos, se entienden como sujetos elípticos, y son dos realidades, en la última contienda civil, cruenta y salvaje, que esta Piel de Toro sufrió, quizás, debida a multitud de factores-variables-causas, pero quizás, los intelectuales, de la universidad y de la cultura, no supieron armonizar, intentar crear puentes de entendimiento o, quizás, no se les escuchó –recordemos el clamor de Unamuno, en el Congreso que lo dejó, porque parafraseándolo era imposible el entendimiento, o el artículo de Ortega “No es esto, no es esto”-.

Pues sucedió, que en los dos bandos, murieron de forma cruel e incivil, intelectuales, reitero, en los dos bandos, que pensaron no eran de su ideología. Parece que en la sociedad-sociedades, es cosa común, cuándo se establecen sistemas o regímenes no suficientemente democráticos, o que cambian, el sistema legal y consuetudinario del momento, que de alguna manera, conforma y tolera a los intelectuales, viene siempre, si se fractura dicha realidad sociopolítica, la persecución al intelectual, es decir, la caza al intelectual como si fuese un conejo, hubiese quedado mejor para la columna, la frase “la caza al conejo del intelectual”.

Y, esto ha sucedido en el siglo XX, en distintos países de Europa, no solo en España. Tanto al intelectual de la Academia y de al de la Enseñanza, universitaria o no, tanto al intelectual de la Cultura en general. Por lo tanto, como esto lo saben los intelectuales, pues se mantienen en sus posiciones-torres-atalayas, con un silencio discreto, hablando pero en silencio, susurrando más que aclarando… ¿Los intelectuales tienen miedo, a unos y a otros, aunque no lo expresen con grandes titulares?

Los intelectuales, en el fondo temen ser intelectuales, ocupar el puesto de crítica social, más aún, de criticar a una realidad social, que supone, en el fondo, analizar-criticar negativamente, un sector de la sociedad, sea ideológico, sea económico, sea cultural, o sea todo unido, porque en el fondo todo va unido. Si les preguntan, contestan algo, pero parecen alejados de todas las realidades sociales de preeminencia o de voceros de la realidad. A lo sumo realizan sus libros y artículos académicos, que saben solo leen-piensan-entienden una centena de expertos como ellos y, sus conferencias, que sucede algo similar, quizás llenado el aforo con estudiantes de su saber.

Es decir, esos intelectuales como Ortega y Unamuno, que por cierto, me he llevado una enorme decepción, que no sabía, después de haberlos estudiado-leído-admirado durante toda mi existencia, desde la adolescencia, sin negar sus defectos. La realidad es que ellos, parece ser, querían que España entrase en la primera guerra mundial, y que Dato y el Rey, no quisieron, a mi entender con acierto.

Por otro lado, entre los círculos de la intelectualidad, saben-conocen, lo dicen-expresan, con mayor rigor o menor, que estar cercanos a un bando ideológico, pues ha sido una situación, que ha producido muchos réditos en puestos de alcurnia, en mayor o menor grado en distintas entidades sociales y culturales y académicas. Y, y, quienes no lo han tenido, o no han estado cerca, o no han dispuesto de mentores, según indican-expresan-susurran, no sé si será cierto, y en qué grado, su ascenso por la escalera de la Academia, Cultura, Enseñanza Superior ha sido más lenta, más variable, más despacio, o, el ascenso ha sido muy modesto, para esos individuos o casi ninguno, con diferencias en el Mundo de la Cultura y de la Enseñanza.

Porque al final, se forman redes, según se dice, de interrelaciones de méritos. Cosa, que desconozco, si es verdad o no, pero que algún día desde las ciencias sociales, se podrían realizar tesis doctorales, para demostrar, su veracidad o no, o su cuantía o no. ¿Cómo probar o comprobar esto empírica y colectivamente? ¿Pero de serlo, podría ser una variable-causa que mostraría-demostraría multitud de realidades, de aciertos-errores, de ralentizaciones, de “que nadie indique que el responsable está desnudo” como en el cuento, pero aplicable a multitud de realidades sociales, a y en todos los niveles…?

Por otro lado, los medios de comunicación social, y sus tertulias, artículos de opinión, etc. Me he preguntado, lustro tras lustro, cuándo existe un tema social de importancia, sea histórico o económico o político o cultural, equis. Sea el que sea. ¿Por qué además de llamar a los tertulianos de siempre, porqué no llaman a grandes especialistas universitarios en el ramo o en la especialidad de que se trate…? ¿Ahora en estos momentos, se está difundiendo informaciones y declaraciones y testimonios sobre la vida y personalidad de un Alto Cargo, el Máximo de un sistemas sociopolítico anterior al actual, porqué además de todos los contertulios existentes, en todas las cadenas de radio y televisión, porqué no invitan a los especialistas en Historia Contemporánea de España, grandes especialistas y expertos en esta temática…? ¿Es acaso, que no irían, ninguno nos daría su parecer, con sus voces, sus declaraciones, sus artículos de opinión…?

¿La pregunta continúa a y en pie, los intelectuales en este terruño del mundo cumplen con su función de darnos luz, o por el contario, ante el temor de unos y otros, se aproximan a posiciones ideológicas, para subir por la escala social académica y cultural y de la administración y social y económica, cada uno en su grado y en sus posibilidades, pero por lo general, se mantienen al margen, están y no están, para que si viene algún tsunami sociopolítico, no les atrape en medio…?

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