Arropado por más de 3.000 almas que se congregaban en el Teatro Romano de Mérida, Manolo García volvió a ofrecer un espectáculo cargado de grandes temas para cerrar, como ya hiciera en 2018, otra edición más del STONE&MUSIC Festival.

Minutos antes de empezar el concierto, el público estaba totalmente entregado y así recibieron al artista, entre vítores y aplausos, expectantes por la gran noche que tenían por delante. Manolo García nunca defrauda y derramó su poderosa energía desde que puso el primer pie en la escena del monumento emeritense. Ataviado con una chaqueta de corte militar en un negro aterciopelado, pantalón del mismo color y camisa blanca, en la hebilla trasera colgaba un pañuelo de colores anaranjados. Y de esta guisa y con ‘Insurrección’ arrancó un recital de dos horas y media que no dejó indiferente a nadie.

El intérprete de temas como ‘Pájaros de barro’ y ‘Nunca el tiempo es perdido’ desplegó todos sus grandes éxitos, así como algunas de las canciones de su trabajo más reciente, el doble álbum ‘Mi vida en Marte’ y ‘Desatinos desplumados’. García demostró estar en plena forma subiendo por los laterales del graderío y protagonizó un brillante espectáculo en el que tuvo constantes gestos de complicidad con el público, al que se acercó bajando a la orchestra para dirigirse a ellos: “Estar en Mérida es como estar en casa, es estar entre amigos”.

Fue un concierto cargado de fuerza. Y es que el artista consiguió una perfecta comunión con los asistentes, que corearon composiciones como ‘Laberinto de sueños’, ‘Giro teatral’ y ‘Aviones plateados’. Aunque el momento de oro, como es costumbre, llegó con el himno ‘Pájaros de barro’, que marcó el inicio de una recta final de actual memorable, en la que sonaron grandes clásicos como ‘Nunca el tiempo es perdido’ y ‘A San Fernando, un ratito a pie y otro caminando’, hasta cerrar el recital como había empezado, con ‘Insurrección’. Aunque hubo tiempo para arañar un tema más, Manolo García se atrevió con una de las rancheras más conocidas de la historia para dejar bien claro en el Teatro Romano de Mérida que ‘Sigue siendo el rey’.

VIA MUSICORUM

Además, minutos antes de iniciarse el concierto se descubrió el vinilo de Manolo García en el Camino de la Música de Mérida, la Via Musicorum impulsada conjuntamente por STONE&MUSIC Festival y Ayuntamiento de Mérida. Una iniciativa que trata de homenajear a los artistas más emblemáticos del festival de música y a su vez se ha convertido en un atractivo turístico más de esta céntrica calle.

Aunque el acto estaba programado a las ocho y media, dos horas antes comenzaron a llegar los primeros incondicionales del que pronto abarrotaron la zona. Manolo García apareció entre aplausos de los curiosos que allí se concentraban y con la naturalidad que le caracteriza, no dudo en saludar y fotografiarse con algunos de los presentes.

El cantante se mostró enormemente agradecido: “Estoy abrumado, yo soy un currante de lo mío y es un honor para mí estar en esta calle con gente como Deep Purple, Serrat o Robe. Solo tengo agradecimientos a la ciudad de Mérida, es un placer volver siempre y gracias a quien haya pensado en mí para estar en esta calle”.

El de Manolo García es el último acto de esta edición en el que se descubre la pieza cerámica con forma de vinilo, después de que un día antes lo hiciese el virtuoso pianista Ludovico Einaudi. Engrosa así una lista en la que ya figuran otros artistas como Deep Purple, Serrat, Miguel Ríos, Andrea Bocelli, Perales, Robe Iniesta y Raphael.

La pieza es una trabajo diseñado y elaborado manualmente por los artesanos locales de Terracota. Se trata de una placa cerámica que presenta un disco de vinilo en forma de mosaico romano de la cual el artista también recibe una réplica, además de la que ya luce para siempre en la calzada de Mérida.