En la pasada tarde del viernes 11 de noviembre, la Biblioteca Pública ‘Virgilio Gutiérrez’ de Ribera del Fresno acogía la presentación del libro Poemas de Amor para Amar, de Tomás Cáceres Pozo, natural de Castuera, (1959), miembro fundador del Colectivo Ataecina del citado municipio ribereño ante la atenta mirada de algo más de una veintena de personas que no quisieron perderse este momento.
De la mano del presidente del Colectivo, José Sánchez del Viejo, se abría el acto: “Hace doce años que aparecimos por aquí y varios de los compañeros que asistieron aquella noche a la presentación del colectivo, no sólo continúan con nosotros, sino que como en el día de hoy nos dan la alegría que han publicado su primer libro, como en el caso de Tomás, con cincuenta y siete poemas”, apuntaba el montijano.
Este castuerano de nacimiento, estudió en el colegio Pedro de Valdivia y Tena Artigas de la misma localidad. Cursa FP de electrónica – electricidad en la Serena. Amante del humor, escribe pequeños monólogos y chascarrillos. Ya en la madurez y tras un cambio drástico en su vida, apuesta por la poesía, siendo los poemas románticos su principal motivación, sin dejar de cultivar el mundo del humor.
“Yo es la primera vez que he escrito poesía romántica, yo era más de humor, de hecho, yo hacía monólogos, teníamos un grupo, ‘Cemento y yeso’ que nos lo pasábamos muy bien, íbamos de fiesta en fiesta, de los 18 a los 21 años, a los 22 me centré un poquito en la vida y de ahí para adelante, el taller era lo primero. Luego estuve un tiempo escribiéndole a ‘Monty el loco’, monólogos cortos, que ahora otra vez están de moda, siempre he tenido en la vida hacer reír a la gente, hacerla feliz, y tengo buenos y malos recuerdos de hacer reír, sobre todo en el hospital donde trabajo, donde tengo muchas anécdotas que no se me olvidarán en la vida”, confiesa Cáceres, y añade: “A raíz de estar con Esperanza me volví romanticón, empecé a escribir y a escribir y me relajé y después del accidente, me he vuelto más todavía”.
Esta presentación del libro, de no más de 80 minutos, daría lugar a una ronda de lectura de poemas entre el público asistente, maridados con productos ibéricos y vino de la Cooperativa de Olivareros y Viticultores de Ribera del Fresno seguida de dedicatorias, donde no faltaron las también anécdotas por las que pasó este poemario antes de ver la luz el pasado septiembre y como al llegar la inspiración el teléfono móvil es quien recoge su primer boceto.
Por Juan Francisco Llano Báez
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