Todo ser humano, al menos, alguna vez en su vida se hace o le viene de dentro las grandes preguntas: qué soy, qué sentido tengo y tiene todo esto, qué será de mí…
Se puede plantear de mil modos y mil maneras, otra forma es si existe Dios, si tenemos alma-espíritu inmoral, si existe Juicio Particular después de fallecer, si existe eternidad para el alma humana individual, si existe Cielo y existe no-cielo.
En planteamientos kantianos: qué soy, qué puedo saber, qué puedo esperar.
También, diríamos en un segundo nivel, en parte consecuencia de las anteriores: existe libertad y cuánta libertad dispone cada ser humano, si existe capacidad de conocer y cuánta capacidad de conocimiento disponemos como especie y como individuos, si existe el bien y el no-bien, no solo bienes instrumentales o de utilidad en multitud de campos, sino si existe el bien y el mal moral, incluso una vuelta más, si existe el bien espiritual-religioso que es estar en el amor-amar con el Buen Dios, o, si existe el mal moral espiritual, que en la tradición sería el pecado, especialmente el pecado mortal.
De todas las anteriores cuestiones, y, algunas más, que podríamos indicar son el fundamento o pilares o basamentos de todas las grandes cuestiones y preguntas que todo ser humano se hace, una vez, al menos en la vida, o decenas de veces, surgen otras, que se combinan con multitud de aspectos y cuestiones, por ejemplo, que es el amor-amar, qué debe ser el amor-amar.
En definitiva preguntas y cuestiones que están en el basamento y en el fondo de todas las otras cuestiones, que son esenciales, pero diríamos son secundarias, en toda la arquitectura humana, estarían por encima, son las que se perciben desde fuera, en un edificio, las primeras y esenciales son los pilares que apenas se perciben si no las expresas. Pero las secundarias, pero también esenciales, serían los muros y las columnas que se ven del edificio. Y, después, estarían las terciarías, que son, en la metáfora y símbolo del edificio todas las paredes de esa arquitectura, incluso las cuaternarias, que serían los adornos y objetos y muebles que dispone cada habitación.
Cuándo me indican que no hablo de política, socipolítica y socioeconomía, les digo que ese juicio es verdad y no es verdad. Porque qué es más política, sino estos temas. Enseñar al pueblo una buena moral es más política, que quizás, discutir hasta la saciedad si el presidente de gobierno está rompiendo el sistema constitucional o no lo está haciendo, si nos está metiendo en un lío que tendrá difícil solución o está intentando que no caigamos en una vorágine que tendrá mala solución. Son los temas de la tortilla, la modesta tortilla, invento parece ser de Extremadura, para el mundo entero. Por cierto, existe un día de la tortilla, -ahora debo confesar en este tema estoy en crisis, me digo a mi mismo, continúo haciendo columnas sobre gastronomía/gastrocultura/gastrosofía, o, dejo o abandono ese interés…-.
El concepto de tortilla, lo empleo como símbolo y metáfora, cuando hablo del articulismo periodístico de opinión y literario. Hablo de mil temas de la realidad humana, que están dentro y que están fuera, no solo de las decisiones últimas de los gobiernos y de las oposiciones, temas que me parecen esenciales también para el desarrollo humano. Pero diríamos que mi hueco es hablar, de todos esos temas que son actuales, pero no de pura y rabiosa y venenosa actualidad, sino esos temas eternos e intemporales y actuales, pero no novedosos, ni de invención de la actualidad. Esos temas que están y son en todo corazón humano.
Porque usted, tenga la posición filosófica o metafísica que tenga, le preocupa lo que es el bien y el mal moral, lo que es la justicia, la equidad, la prudencia, la bondad, la paciencia, la humildad, la templanza, y, también le interesará no caer en tantos errores morales como podemos caer: lujuria, ira-cólera, soberbia-vanidad, envida, codicia-avaricia, gula, pereza-acidia, que son diríamos los muros esenciales, al menos secundarios para una vida digna y honesta. Puede usted ganar diez mil euros al minuto y cada minuto, pero si no dispone de un buen autocontrol psicológico y moral de usted mismo, será una persona perdida en el mundo y dentro de sí, en el mismo mundo…
Si hoy, si está desayunando, si va en metro, si va en autobús, si está esperando en una consulta médica, si está en un banco descansando mirando un parque, si está esperando en una fila para comprar carne o para entrar a uno de los museos de su pueblo, si está en el coche esperando el amor de su vida, si está mirando y buscando y viajando por Internet, sin saber qué hacer, y, se ha encontrado con este artículo, sí…, debe saber, que se ha encontrado con un artículo periodístico, que habla de la tortilla, es decir, de esos temas universales, y que pueden estar, con nosotros y en nosotros y desde nosotros, posiblemente, de una manera o de otra, desde hace dos millones de años, desde que somos homo, en todas y cada una de las especies que hemos sido siendo y estando y pensando y sintiéndonos, o, al menos, en las últimas especies.
Quizás, somos seres humanos, en todas las especies que hemos sido e ido siendo, porque nos hacemos algunas de esas anteriores primeras y esenciales y fundamentales preguntas… ¿Existe Dios, existe el alma inmortal, existe el bien moral, existe la libertad, existe…?
JMM Caminero
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