Cuando dos personas/personajes se encuentran en la literatura y en los libros y en el articulismo, pueden brotar luces y sombras. Pero siempre grandes luces y grandes sombras.
Chesterton que pensábamos que iba hacia delante el proceso de beatificación, y, por tanto, podría ser el patrono de los escritores en un futuro, o de parte de ellos o de los creadores o criadores autores de palabras, parece ser que de momento, se ha dejado en espera, no que se haya terminado u olvidado, sino que se deja en espera.
Y, Borges, que podemos decir, de Borges , qué podemos indicar que no se haya dicho, el eterno candidato al Nóbel que nunca se le otorgó, por eso de la literatura y de la política, por aquella fotografía de un no-demócrata que saludó a Borges, dicen que en una Feria del Libro, y, salieron mil fotos, y, dicen que Borges le dijo al señor no-demócrata de la Autoridad Máxima, algo así: “Usted no es consciente, que este saludo y abrazo que me ha dado, me va a suponer a mí, que no me otorguen el Nobel”. La cita no es literal, la cita es lo que se escribe y dice en los mentideros culturales, la cita ni siquiera sé, si es cierta o verdadera, por eso lo indico. No deseo engañar, ni mentir, pero pienso que hay que citarla en este caso, sea cita real o sea interpretación de la cita, o sea acontecimiento posible.
Borges publicó un artículo en Sur, en julio de 1936, ya casi hace un siglo, mes amargo para la patria hispana, cuándo empezaron los clarinetes de las sonatas de las balas, titulado: Modos de G. K. Chesterton, que en el fondo es una introducción a un genio que es Chesterton, realizado por otro genio, que sería otro genio con el tiempo, que fue y es Borges. Dos genios mezclados y combinados. Uno comenta que Chesterton ha fallecido, y, quiere que se recuerde, no se olvide, otro, está empezando a conocer su valía. Aunque la valía de una obra, de un hombre, no es solo como diría El Quijote, que grande es un hombre si hace grandes obras, porque esas obras, grandes o pequeñas, la valoran los demás.
Las obras no solo las firman los autores últimos, basados en tradiciones de siglos, sino los coetáneos últimos, que dicen que esa producción es egregia o es deficiente. Los humanos de alrededor y de su tiempo, son los que dan valor a las producciones culturales. No lo olvidemos. No sucede como en matemáticas, que el valor de una ecuación lo proporciona, otros especialistas, diez o cien, no el público de millones, porque millones no sabemos matemáticas a ese nivel.
Diríamos que Chesterton y Borges, son como casi dos vocaciones a santos, uno a santo literario y santo literal dentro del catolicismo, el segundo santo de las letras. Son dos modos de entender el mundo, de entenderse el hombre, uno mezcla y combina el arte y el arte literario con la aspiración al Buen Dios, a la perfección en el Buen Dios, el otro, no entro en sus misterios y enigmas religiosos y espirituales, que no conozco bien, Borges aspiraba a la perfección poética, a la perfección de la palabra…
¡Qué lugar tiene el arte y la literatura en concreto en el corazón del hombre/mujer…! ¡Tanto en el autor o el consumidor o el crítico o en el productor…! ¡Qué lugar…! Con esta reflexión, llevo lustros con ella, y, he llegado a una conclusión, en el terreno de las humanidades cometemos un grave error. Que es pensar que un producto cultural tiene que ser bueno, cuándo se unen dos parámetros, por un lado la gran crítica, dice que lo es, y, en segundo lugar, la audiencia del pueblo o del pueblo que sabe algo de ello, también. Es decir, se necesitan ambas realidades, el éxito de la crítica más elevada y alta, pasando por academia y gestores culturales y cátedras universitarias, en distinto orden. Y, el éxito social cultural. En ambos autores, que hemos mencionado, tuvieron ambos campos/famas, en parte o en gran parte.
Pero esto pienso es el error de las humanidades. No sé de electricidad, no sé de panadería, no sé de curar huesos, no sé de tantas cosas. Y, no sé lo suficiente de todo ello, y, por eso, no pienso que puedo saber de todo, ni creo que deba saber de todo, ni tengo complejos de inferioridad por no saber de todo.
Pero ocurre que en el campo cultural, si tiene el lector medio, si es cuestión de lectura, aplicado a cualquier otro arte, si tiene derecho a indicar su valor de una obra de arte o cultural o filosófica o ensayística… Y, este es el error. Si la academia y el público convergen en dar valor, mejor que mejor. Pero si solo lo hace uno de los niveles, también tendría que tener valor…
Dicho, simple y sencillamente, la cultura avanzaría mucho, si el estamento académico, se diese cuenta, que una obra cultural, puede tener mucho valor, pero la industria cultural o la gestión cultural o el público que entiende de ese nivel, no le da ningún valor. Igual que existen cien matemáticos o mil matemáticos que solo son capaces de entender algunas demostraciones de algunos teoremas, y, el resto de los mortales apenas sabemos nada.
Creo que si adoptáramos esta aptitud, las humanidades avanzarían más. Puede que los expertos se equivoquen, pero puede que de ese modo, se avanzaría más y mejor. Un producto cultural, se valorase, aunque el público entendido no le gustase, pero que la academia o los expertos piensan que es una obra notable, que hay que dejarla que no se olvide.
Diríamos que existirían dos planos en las Artes, Literatura… como existen tres planos en las matemáticas, las matemáticas que sabemos todos, las matemáticas que saben los ingenieros y las matemáticas que saben los expertos e investigadores matemáticos…
JMM Caminero
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