Lo que se puede decir en relación a todo este supuesto conflicto que genera un fenómeno tan natural y que lleva haciéndose desde que el hombre existe en este planeta como es la inmigración es que el ser humano se ha vuelto oscuro.

Inmerso en sólo sus problemas personales todo lo que toca muere con él y no quiere ver más allá de sus intereses personales y de su propio ombligo.

Vivimos en Europa que es realmente una cárcel de tipo psicológica y donde no hay nada más que normas y leyes para una supuesta mejor convivencia pero que esa relación cordial realmente no existe.

Por mucho que queramos no vamos a salir de esta situación asfixiante que percibimos cada día más fruto de un mundo que hemos, curiosamente construido entre todos. Un mundo donde el otro no existe , el nosotros menos , solamente el yo.

Descargamos nuestras frustraciones y penas con los gobernantes y después nos evadimos con vacaciones, fiestas y etc… pero realmente nos engañamos a nosotros mismos porque el problema de raíz sigue sin resolverse que es el porqué estamos aquí, a que hemos venido y cuál es nuestro propósito a futuro.

No queremos realmente a nuestros progenitores y a nuestros hijos los educamos en una tontería de antivalores y con mucha permisividad, sin realmente disciplina y lucha por una sociedad mejor.

Todo lo que no avanza siempre al final retrocede y por ello estamos como estamos.

¿Cómo vamos en esta situación mental a ponernos en el lugar de los emigrantes? Ellos vienen del hambre, la miseria, la persecución, la violencia y etc…

A alguien que está en esta situación, ¿a un hambriento se le pide una emigración regular y ordenada?

 Hemos olvidado nuestro pasado reciente y no somos capaces de sentir compasión en nuestras vidas acomodadas rodeados de pantallas.

Pero no podemos hacer nada por nosotros pensando sólo en nosotros mismos, sólo si somos capaces de acoger a otros y de incluirlos en nuestras vidas podremos salir de esta trampa llamada erróneamente “Unión Europea”.

Jesús Antonio Fernández Olmedo