Lo que hemos visto estos días en cuanto a las catástrofes naturales no son más que indicadores reales de que el cambio climático lleva viniendo desde hace tiempo y no parece el género homo de querer ser consciente de ello.
Hay que adaptarse a este nuevo clima que cambiará día a día y ya no volverá a ser el mismo en ningún lugar del planeta. Cada lugar con sus características propias fenomenológicas pero la cosa es cambiante.
El que no cambia y se transforma , se extingue y eso lo podemos aprender del mundo natural y animal.
Estos son sólo pequeñas señales de alerta , desde el famoso huracán Katrina, que asoló Nueva Orleans y fue uno de los más mortíferos.
Debemos preparar tanto nuestras mentes como la urbanización y disposición de nuestro entorno civil.
Los ríos deben de discurrir por sus cauces y no cambiarlos, los pueblos y ciudades deben de estar preparados para este tipo de inundaciones o quizás peores, que puedan ocurrir.
Se tienen que repoblar bosques y las ciudades tienen que llenarse de árboles tanto como sea posible dado los episodios de calor extremo que llegan después.
Una política consciente obligaría a desocupar las zonas inundables, sin demora.
Tenemos que salir de la dictadura del gran capital que ha ido creando urbanizaciones sin límite y sin planificación.
Y por último tenemos que cambiar rápido nuestro estilo de vida basado en el dinero como valor central, el consumismo que nos traerá una “supuesta felicidad” que por cierto, nunca llega. El individualismo es la tónica que vivimos en el día a día y esto genera una atmósfera cotidiano de malestar e indefensión.
Al alejarnos del consumismo también protegemos nuestra vida y el entorno que nos rodea.
Debemos de mirar al otro como un igual a uno y no solamente ir corriendo a socorrerlo cuando se haya caído sino en nuestras cotidianas vidas , vivir en solidaridad permanente y en empatía.
Lo difícil es realmente lo que nos ayuda a avanzar, lo fácil es lo que nos lleva al desastre.
Este es el cambio de conciencia que nos está llamando desde hace algún tiempo.
Jesús Antonio Fernández Olmedo
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