“A la gente se le ha olvidado hablar si sentirse juzgado”. La felicidad, el amor, la amistad. Cada mes, un concepto filosófico diferente en formato show. Un “Debarte” donde la filosofía refleja realidades, remueve conciencias y genera debates de la mano de artistas locales de diversas disciplinas. Flamenco, magia, circo, gastronomía para, tras el show, su director Roberto del Castar (La puebla de Montalbán, Toledo, 1993) ofrecer, como él mismo denomina: “la chapita teórica”. Un segundo bloque distendido para explicar lo que se ha dicho en filosofía en los últimos 100 años sobre ese concepto. “Estética Pensante” es un formato nuevo, interdisciplinar y dinámico que nace con la vocación de devolver la filosofía a nuestras conversaciones del día a día y a nuestra autoestima, para que todo el mundo entienda, que no exige mucho esfuerzo saber escuchar, opinar desde la propia experiencia y hacer felices a los demás.

¿Es tan fácil de entender y de interiorizar la filosofía como en “Estética Pensante” parece?

“A la gente se le ha olvidado hablar si sentirse juzgado”. Pues yo creo que depende de cómo y a qué nivel quieres interiorizarla. Es fácil hacer filosofía, pero es difícil interiorizarla. Devolver la filosofía a lo cotidiano es fácil, porque se busca el que no nos dé pereza hacer preguntas, por ejemplo, pero si te metes en la carrera universitaria, o si quieres hacerlo a un nivel más teórico es más complicado. “Estética Pensante” es devolver la filosofía a nivel usuario. Hemos olvidado llevar a la mesa del bar preguntas sobre el amor, la libertad, la amistad… etc.

¿Cómo se le ocurrió la idea?

Soy autodidacta en filosofía, siempre me gustó y como, además, soy una persona multidisciplinar, amante de las artes, pensé un día en cómo sería la fórmula en la que sea aunaran ambas materias. Yo lo que quería era compartirlo, pensé en un podcast, un canal…, lo que buscaba era una manera en la que el arte hablara de esta filosofía.

Es una idea maravillosa…

¡Si, la verdad! He tardado casi un año en darme cuenta de lo bonita que era; la gente me lo decía, pero hasta ahora no he sabido reconocer la belleza de la idea. Tenía claro hacia donde quería que fuera, pero el ascenso ha sido tremendo.

¿Cuál ha sido la mezcla más loca sobre el escenario?

¡He tenido varias! Recuerdo especialmente cuando hice el debarte en torno a la felicidad. Quería llegar a ese concepto como un arte que nos hacía felices. En el mismo lugar mezclé cocineros, ¡llevé gastronomía! Y el público, cuando entraba, ya era ‘feliz’ oliendo a cocido, croquetas…; y todo eso mezclado con poesía e improvisación porque los artistas eran comediantes, de circo, concretamente la compañía ‘7 bubles’, y allí estábamos todos rodeados de pompas de jabón, apelando a esa felicidad de cuando éramos niños. También he llevado un ritual mexicano en el mes de noviembre junto a arte floral para hablar de la muerte; también una monitora de yoga para hablar de Dios. A veces me tomo la licencia de que no venga un artista denominado como tal pero que si lo exponga de una manera artística.

Y por supuesto flamenco

Si, sí, llevaba mucho tiempo detrás de flamenco porque, aparte de que se tocan muchos conceptos, aporta ese contenido de fuerza. Me encontré con la bailaora Adriana Gómez a la que la descubrí en una jam de artes, donde ella se subía al escenario e iba improvisando, y ahí me di cuenta de que era lo que yo estaba buscando. Empecé a traer flamenco con ella, y ahora esto sigue creciendo. Ella siempre me ha agradecido que a través de esta idea llevara el flamenco a lugares donde nunca había estado. Vamos a sitios distintos como bares, galerías de arte, salas de teatro, incluso a unos baños árabes. “Estética Pensante” se puede llevar a cualquier sitio imaginable. En los baños concretamente, al ser otro formato mucho más reducido, lo llamé “Estética Pensante en Remojo” (se ríe)

¿Qué ha sido lo más fácil y lo más difícil?

Lo más fácil, y siempre me fascina, es lo fácil que se genera el debate. Cada día que hago el show siempre pienso, si el público va a hablar o no sobre el concepto de ese día. Hay muchas ganas de opinar y la gente agradece que se le dé su espacio. A la gente se le ha olvidado hablar si sentirse juzgado. Lo que más difícil me parece es saber transmitir que es estética pensante: show y debate. Luego la gente lo ve, ¡y lo entiende!

¿En la filosofía está todo?

Yo creo que no. Creo que para llegar a la filosofía también hay que vivir. En este show hay una norma que prohíbe hablar de ningún autor, no se puede nombrar a filósofos. ¡Está prohibido ser pedante!, se opina desde la creencia y la vivencia. Por eso digo que primero hay que vivir que es cuando se llega a más allá. Creo que no todo está en la filosofía. Hay que escuchar a los demás para llegar a otras conclusiones. Para llegar a otras conclusiones necesitamos a los demás, y también vivir para llevarlo a la práctica.

Palop Flamenco