Ensemble Garum inaugurará la temporada de Juventudes Musicales de Zafra el sábado 18 de octubre a las 20 horas en el Centro Cultural Santa Marina de la localidad.
ENSEMBLE GARUM
Oboes: Sergio Hernández Bellido, Cristina Castaño Fernández
Clarinetes: Antonio José Quintero Catalán, José María Chamorro Díaz
Fagotes: Begoña Roche Vicente, Arnau Coma Cunill
Trompas: Guillém Canós Giménez, Oscar Pavón Oñate
Contrabajo: Radostin Guenadiev Nikolov
Timbales: Eugenio Garcia
Rondino el Mib Mayor
Esta modesta pieza comparte con el octeto de viento de Beethoven el año de composición, la tonalidad y la partitura (pares de oboes, clarinetes, trompas y fagotes), y de hecho probablemente fue compuesta originalmente como un final alternativo para esa obra. Es una de las muchas piezas que Beethoven compuso como “música de mesa” para la corte de Maximiliano Francisco, Elector de Colonia, a cuyo servicio estaba desde 1784.
En contraste con el enérgico octeto, ésta es una obra más apacible, un andante que comienza con una espaciosa melodía con sabor a trompa que sirve de estribillo; hace dos retornos variados y adornados, el primero con tiernas filigranas de los instrumentos no melódicos, y el segundo con pequeñas florituras ligeramente ingeniosas de los oboes y clarinetes. Entre medias, dos episodios en modo menor, suaves nocturnos; el primero presenta al clarinete en una pequeña aria lastimera, y el segundo es un dúo sustancial para las trompas. La coda se desvanece en la distancia, no sin antes exigir a las trompas que toquen un extenso pasaje alternativamente sin sordina y con sordina, lo que debió de suponer un reto para los intérpretes de la época, que tenían que detener manualmente algunas notas en sus instrumentos sin válvulas.
7ª Sinfonía en La Mayor Op.92
Fue compuesta entre el otoño de 1811 y el 13 de mayo de 1812, fecha del manuscrito. Se estrenó el 8 de diciembre 1813 en la Universidad de Viena, dirigida por el propio autor, en un concierto benéfico destinado a los soldados austríacos y bávaros heridos en la batalla napoleónica de Hanau del 30 de octubre. El concierto fue muy bien acogido por el público y la interpretación fue excelente al contar con grandes profesionales como instrumentistas.
Wagner la llamó “apoteosis de la danza”, debido al dominio de la estructura rítmica, especialmente en los movimientos extremos. Después de una introducción lenta, con acentos secos de la orquesta, que contiene una bucólica frase del oboe, repetida por los violines, se presenta el primer tema del vivace de modo rítmico e impetuoso. Al final del movimiento en forma sonata, en la reexposición, el tema principal se transforma en una variación serena y hermosa. La coda concluye el movimiento solemnemente.
Sigue un allegretto con estructura de marcha, en forma ternaria. Un motivo triste que contrasta con la alegría del primer movimiento, va recorriendo los distintos grupos instrumentales hasta llegar a un vibrante tutti de la orquesta. La parte central consiste en un tranquilo diálogo de los vientos. Llegamos a la repetición de la primera parte. Se producen unos momentos de inquietud cuando se desarrolla un fugato sobre el tema principal.
El ritmo reaparece al iniciarse el tercer movimiento, presto en forma de scherzo. Aquí Beethoven emplea la técnica de la repetición. El tema inicial es brusco y brioso, jugando con la repetición de las notas. El trío usa un tema de raíz popular sobre un pedal (nota larga sin interrupción) de los violines. Este tema se repite dos veces de forma grandiosa y solemne por el tutti de la orquesta. Luego se vuelve, como era de esperar, al primer tema del scherzo, pero la repetición continúa al escucharse de nuevo completamente el trío y volver al scherzo. Cuando todo parece indicar que se va a repetir el trío por tercera vez, es abreviado drásticamente en forma de coda.
La sinfonía termina con un frenético allegro con brio, con el ritmo de una danza húngara. En la parte del desarrollo, el tema principal se presenta quebrado por la inserción de acordes graves y oscuros, pero pronto vuelve a presentarse de modo limpio. Antes de la repetición, la flauta nos anticipa el primer tema. La sinfonía acaba con una coda brillante de una gran fuerza rítmica.
En esta ocasión, los asistentes la disfrutarán en versión de octeto de viento, contrabajo y timbales.

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