Los problemas generados por el uso abusivo y sin control de móviles, consolas y otros dispositivos digitales en menores de edad son cada vez más frecuentes, hasta el punto de ser actualmente una de las mayores dificultades a afrontar dentro del entorno familiar.
Guadalupe Gutiérrez de Tena, psicóloga de la Unidad de Familia del Hospital Quirónsalud Clideba, asegura que ve bastantes casos de este tipo en su consulta. Un problema que como no se aborde a tiempo puede llegar a generar serios problemas que van a acabar afectando en el día a día de los menores, como la dificultad para el autocontrol y el manejo de la frustración. “Cuando hablamos de adicción, al final, nos estamos refiriendo a eso, a falta de autocontrol y a la dificultad de no saber parar”, argumenta.
“El móvil, como cualquier otro aparato electrónico, genera una estimulación constante y por eso es fácil caer en mucho tiempo de uso” sostiene Guadalupe Gutiérrez de Tena, que afirma que este es el motivo por el que se tiene la necesidad de mirar el móvil todo el rato. “El no ser capaz de parar o no saber manejar la frustración va a acabar afectando a esa persona en todas las áreas de su día a día, como, por ejemplo, a la hora de ponerse a estudiar, porque todo aquello que no le sea gratificante de manera inmediata le va a suponer un enorme esfuerzo”.
Ese uso abusivo de los dispositivos digitales, según la experiencia de la psicóloga de Quirónsalud Clideba, va a repercutir especialmente en tres áreas: el sueño, la concentración y la socialización. “Quizás lo más preocupante es la afectación que genera en tareas vitales como el dormir. No es raro ver a niños que están despiertos hasta las tres de la mañana porque necesitan estar conectados”.
Uso responsable y el papel de los padres
Siendo conscientes de todas las consecuencias negativas que el uso abusivo de dispositivos digitales puede tener en la salud y en el comportamiento de los niños, es importante que se establezcan ciertos tipos de límites, siempre teniendo en cuenta una serie de recomendaciones en función de la edad o madurez y de la actividad diaria de los menores.
“Hasta los dos años lo ideal sería que los niños no utilizasen ningún tipo de pantalla y luego que su uso esté lo más limitado posible hasta los ocho años” explica Guadalupe Gutiérrez de Tena. “A partir de ese momento y aproximadamente hasta los 12 años es recomendable que haya una supervisión bastante paralela y cercana por parte de los padres”.
Para poder realizar esa supervisión de la manera adecuada, a juicio de la experta en psicología familiar de Quirónsalud Clideba, debe haber una comunicación abierta con los menores, en donde se les conciencie sobre la responsabilidad que implica y los peligros que esconde el mundo digital, pero también interesándose por ver cómo se sienten ellos en ese entorno online, con quién se relacionan o a qué les gusta jugar. De esta manera se genera un clima de confianza mutua, alejando la probabilidad de que los menores vean estos límites como una imposición y acaben saltándoselos.
Además, se deberían cuidar otros aspectos como intentar que no haya tiempo de conexión por la noche y favorecer que se dedique tiempo a la realización de actividades de ocio al aire libre que no tengan nada que ver con aparatos electrónicos, todo ello sin olvidar que no deben descuidar sus obligaciones. Por esto mismo, Guadalupe Gutiérrez de Tena califica como “bastante ideal” la reciente prohibición del uso de móviles en las aulas extremeñas para así evitar en la distracción, ya que la experta considera que “es inevitable que estén más pendientes del móvil que de otra tarea que les está generando menos de motivación”.
Para completar todas estas recomendaciones, la psicóloga de Clideba recomienda consultar el decálogo elaborado por UNICEF ‘Más que un móvil’, una guía dirigida a padres y madres donde se detallan diez puntos para que los menores hagan un uso responsable del móvil y su primer contacto con estos dispositivos sea una experiencia lo más segura posible.
Con establecer un cierto nivel de control y dialogar abiertamente sobre la responsabilidad que conlleva el tener un móvil o cualquier otro dispositivo electrónico, se puede evitar que su uso abusivo acabe desencadenando en problemas de salud y de conducta para los menores. Todo ello sin olvidar que, por supuesto, estos dispositivos aportan también cosas beneficiosas a la población joven, pero siempre desde un uso medido y responsable.
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