Las biografías y autobiografías y los comienzos de una persona en un oficio o profesión o vocación siempre son difíciles. Muchos empiezan panaderos tienen que dejarlo.

No hay tantas diferencias entre unos oficios y vocaciones y profesiones y otras. Quizás, unas sean más difíciles que otras. Por lo general, suponemos que los panaderos que fracasen serán menos y menor y en menor proporción que los compositores musicales o los escritores o lo autores y autoras plásticos. Pero en todos es difícil. Aunque nos centremos en los comienzos de un escritor, creo que algunas de las notas que mencionemos serán comunes a todos los oficios de las Artes, y, a todos los saberes en mayor o menor grado.

Alguien quiere ser escritor, quizás desde la adolescencia, seguro, que desde la adolescencia la mayoría de los casos. Y, cuándo ya se ha decidido qué tiene que hacer, según sus circunstancias, se acercará a otros escritores, se acercará a algún periódico de su ambiente, buscará apoyos, tendrá otro oficio para ir compensando ambas cosas… Creo que se debería hacer un tratado sobre el comienzo de los escritores, cómo empiezan unos y otros. Hasta llegar a sus primeros éxitos, hasta arribar en ese momento, que piensa que ya lo es, que ya es escritor/a viva de ello o no. Porque no debemos olvidar estos dos niveles: alguien, puede sentirse, llegar a decirse soy un escritor/a mejor o peor, pero unos viven de su oficio, mejor o peor, y, otros no, mejor o peor…

Me he encontrado, con las bruces de un artículo redactado por la gran escritora, especialista en biografías, catedrática Anna Caballé, que es una de las personas que ha puesto en el Everest al género de la biografía, una de las grandes especialistas en este modo de ver y de pensar y sentir la realidad. Un artículo titulado: Francisco Umbral: los comienzos de un escritor, publicado en El Boletín de la Unidad de Estudios Biográficos, nº 4, Universidad de Barcelona, 1999.

Anna Caballé, redactó un libro-biografía, en el cual, aportó nuevos datos, sobre la vitagrafía-biografía del maestro del columnismo UmbralUmbral, creo y estimo, aunque no se esté de acuerdo en todas sus ideas y en todas sus frases y en todos sus principios, ni en todas sus tesis, es uno de los diez o doce más grandes articulistas de opinión, que ha dado este terruño celtibérico en estos tres últimos siglos.

Pienso que a Umbral, le salvó la literatura, que le diese por esa vocación, que fuese capaz, relativamente joven de vivir de ella, de vivir de su escritura, ya que fue capaz de compatibilizar los artículos en prensa y los libros. Creo que Umbral es un caso paradigmático y simbólico y ejemplar, como la literatura, el arte puede curar de muchas heridas. Y, Umbral tenía muchas heridas y profundas. De ahí, ese ocultamiento, por diversas razones, de cuestiones de su infancia…

Hace tiempo, no sé si le llegaría, le escribí a la gran doctora Anna Caballé, que investigase, en el caso de Umbral, su situación en el servicio militar obligatorio, si lo hizo o no. Que yo sepa, no la hizo, y, si se escapó de él, de dicha realidad obligatoria, porqué y cómo lo hizo, sería por problemas de la visión. Pero que buscase las fichas, que quizás, en ese documento militar, encontraría datos que todavía no están muy claros… También, si el Banco Central, creo recordar, dónde estuvo trabajando, si guarda algún tipo de ficha de los empleados, si disponen de Archivo de la Entidad, que hayan ido heredando, quizás eso otorgaría algunos datos o contrastes de datos. Personalmente, cuándo se decía que nació en 1935, yo, siempre pensaba, cómo va a ser esa edad, y, entonces habría empezado de botones demasiado pronto.

También, sugiero, que ya que estuvo matriculado en algunos centros escolares, entre otros, en Artes y Oficios, quizás, también del sistema sanitario –ya estuvo enfermo-, también mirar allí las fichas, quizás se encuentren datos, o al menos, puedan servir, para ese trozo de su vida aclararlo. Porque si aclaramos a este escritor, se podrá a hacer, a otros cientos… No es por maldad, sino por piedad y misericordia ante Umbral, que merece también esos afectos…

Cuándo alguien escribe un artículo periodístico puede tener muchas finalidades y funciones, o, al menos varías, en ochocientas palabras, en este caso, no es solo comentar y homenajear a Caballé, a Umbral, sino reflexionar un poco sobre el principio de cada persona en su vocación, oficio, profesión, y, especialmente, en las artes y diversos saberes, y, aún más en la escritura. No se sabe bien, porque no se conoce bien, cuántas personas, se dedican más o menos a y viven en la escritura, compatibilizándolo con otros menesteres. Pero posiblemente, solo vivan o medio vivan de la literatura una persona de cada cien… Quizás, sea dentro de las profesiones, las que existan menos relación entre el esfuerzo y el conseguir realidades efectivas y eficientes y activas positivas. Es decir, que son muchos los llamados y pocos los escogidos.

Otra cuestión, es que una sociedad civilizada y desarrollada, como las de Occidente, un mundo de hoy y en hoy, podría buscar métodos y formas y maneras de intentar que nada de lo escrito se perdiese, que se conservasen manuscritos de todos los autores/as que quisiesen. Quizás, dentro de cien años, la cultura de hoy, se percibirá y valorará y autoevaluará y analizará de otro modo. Y, autores y autoras y obras de hoy, no valoradas, quizás dentro de cien años si lo harían. Pero cómo casi todo se pierde, qué se va a revalorar, nada se puede valorar, porque casi todo se pierde… de un heredero en otro…

Ser un escritor/a es una profesión de riesgo, es obvio y evidente. No podemos negarlo. Cierto es, más en unos sistemas sociales y culturales y metafísicos y políticos que en otros. Pero ser biógrafo/a también lo es. Hoy, desearía aquí, ofrecer mi modesto homenaje, quizás al millón de escritores/as que estén respirando aire en estos momentos. Quizás a los millones, que serán millones de personas que se dedican a otras artes, en estos momentos. Y, también, un homenaje a Caballé y a Umbral, o a Umbral y a Caballé… Porque todos nos necesitamos en este oficio: los escribientes, los biógrafos-biografantes, los intermediarios culturales, los estudiosos-investigadores culturales… todos… Paz y bien.

JMM Caminero