Los humanos somos animales de preguntas y de búsquedas de certezas, y, uno conoce las últimas palabras, reales o imaginarias o supuestas, de docenas de personas y personajes.

Se repite mucho, más he recordado en estos últimos días o semanas que he repasado la muerte y el fallecimiento y la vida y algunos hechos de Martín Lutero. Cuándo indican que su mano derecha y discípulo Melanchton le preguntaron y cuestionaron, si cambiaba de parece sobre su famosa Reforma. Y, Martín Lutero, según los panegíricos no cambió.
Me he preguntado muchas veces, si este afán de las últimas palabras, los últimos minutos, los últimos momentos tiene que ver, con una necesidad humana, por un lado la esperanza ante lo que Pueda Venir, por otro lado el temor de lo que Pueda Venir después. Supongo que ese será un temor y una esperanza universal, no sé si existirán estudios antropológicos sobre esta cuestión. Supongo e imagino que las metafísicas y religiones de cada individuo, y, de cada individuo en cada cultura, influirán mucho, en este tema.

Pero es bueno tratar esta cuestión, estimo y creo y valoro que además en nuestra sociedad occidental, con una gran tradición de cristianismo, la Confesión Última o la Extremaunción, son dos realidades que se han heredado de siglo en siglo, con lo cual, siempre en el cristianismo, se ha aceptado como el Buen Ladrón, creo que se llamaba Dimas, o eso dice la tradición, pues si una persona, por muy mala que haya sido, si se arrepiente, aunque sea en el último momento, pues se salva, aunque sea yendo al purgatorio de momento. No olvidemos que la salvación eterna ha sido durante siglos, una o la gran preocupación, aunque aquí se sufra, al menos, después vendrá la eternidad con la Plena Felicidad con y en Buen Dios. No podemos obviar y olvidar esa realidad histórica y cultural…

No puedo negar, que este tema, me parece que es una ocupación y preocupación en mayor o menor grado de mi sociedad y el magma cultural dónde vivo. Ahora, se habla menos, pero durante décadas, hemos visto como de las casas de los fallecidos salía el cuerpo del fallecido-difunto, camino de la iglesia, y, después al cementerio. Por tanto, este fin o final ha sido una cuestión importante, en la tradición nuestra, existen muchos aforismos que son refranes: Del lado que caiga un árbol, así se quedará eternamente; Dios, me otorgue una buena muerte; Dios, me dé una agonía corta, etc. Creo que ahora, no se repite tanto, pero ha surgido el mismo tema, creo que eterno, los psicólogos y antropólogos culturales nos podrían dar luz, con el tema de la eutanasia, que en definitiva, es una versión secular, de la muerte entendida, como un paso no solo biológico, sanitario, sino teológico.