El Diario Oficial de Extremadura (DOE) publica en su edición de este miércoles la resolución por la que se incoa expediente para la declaración como Bien de Interés Cultural a favor de la Presa de La Albuera y sus molinos, en las localidades de Feria y La Parra (Badajoz), con la categoría de Monumento.

La presa se sitúa en los términos de Feria y La Parra. La construcción aprovecha las vertientes de las sierras de la zona, entre ellas los arroyos Alcornacalejo, de la Albuera, del Puerto y Valdelazarza.

La presa de la Albuera de Feria es una presa de contrafuertes construida con mampostería y sillares, que tiene una altura de 24 m y una longitud de 170 m. Es la más alta de las presas históricas de la región.

Originalmente, según Aranda, Sánchez y Fontán (“La presa de Villalba de los Barros. 500 años de presas de la cuenca del Guadajira”, 2010) tenía 20 metros de altura, pero se recreció a mediados del siglo XX 4 metros, siendo su capacidad de embalse actual de 0’9 hm cúbicos.

Junto a ella, y formando parte del BIC, se encuentran dos molinos, a los que el informe se refiere como molinos ‘del Medio’ y ‘Número 2’.

Según Juan Lázaro Burra en su artículo ‘La presa de La Albuera de Feria’, publicado en 1936, la presa se construyó en 1747 por orden del obispo de Badajoz D. Amador Merino Malaguilla. De hecho, tal y como recoge José Muñoz Gil, en su trabajo ‘La villa de Feria’, la presa se puso en funcionamiento en 1748, tal y como indican los libros parroquiales, en los que se dice que el miércoles día tres de agosto de mil setecientos cuarenta y seis se puso la primera piedra y comenzó el cimiento de La Albuera de las Carmelitas de Badajoz en término de esta villa y La Parra, se hace a expensas del Señor don Amador Merino Malaguilla, obispo deste obispado, gran bienhechor”; y “El día veintiuno de marzo de mil setecientos cuarenta y ocho comenzó a moler La Albuera que se empezó en el terreno en agosto de cuarenta y seis”. Se realizó, por tanto, en apenas año y medio entre 1746 y 1748.

El cronista del siglo XVII Juan Solano dice que tenía cuatro molinos y que la obra costó un millón y cien mil reales. Al parecer, el mismo obispo sufragó una pequeña presa y un molino para las monjas franciscanas de Burguillos del Cerro. El motivo de la construcción fue paliar la problemática de la sequía estival del Guadajira.

La Casa de Feria no intervino en ningún sentido, ni fue afectada por la construcción de la presa. Y fue el Concejo de Feria quien facilitó el terreno para su construcción, parte de la dehesa del Chorrero.

Como curiosidad histórica, reseñar que hubo una disputa entre los dos ayuntamientos por el uso de los dos molinos. El de La Parra pretendía disponer en su totalidad de uno de ellos, mientras que el de Feria pretendía que, de los dos molinos, uno fuera suyo y, del otro, una parte, por ser mayor su término municipal en relación al molino. En pleito entablado en 1771, ganó Feria.

 

PRESA DE CONTRAFUERTES

Tal y como se recoge en el citado informe, la Presa de La Albuera de Feria y La Parra se consideró durante algún tiempo la primera presa de contrafuertes de época moderna. En el mismo, se señala que, si bien el uso de contrafuertes era conocido desde antiguo, se aplicó en este caso a una presa.

Apunta la posibilidad el historiador García-Diego de que el modelo de presas de contrafuertes provenga de la presa romana de Esparragalejo o directamente de la arquitectura medieval. De igual forma, García-Diego señala que una ventaja de este tipo de presa es que su reforzamiento puede llevarse a cabo en caso de necesidad.

Igualmente, el informe recoge que la función principal de las presas era alimentar los molinos, dada la importancia del cereal en los períodos moderno y contemporáneo.

En los molinos de estas presas, originalmente, era frecuente una abertura superior en forma de cilindro troncocónico más estrecho en su parte superior, en donde desembocaba el canal por el que circulaba el agua que lo ponía en marcha, como así se puede apreciar en Feria.

Destacan los contrafuertes que sustentan el muro de la presa. De los siete, cinco de ellos son de 3´20 metros de espesor entre los que se sitúan dos molinos mediante la cubrición con bóvedas de los espacios intermedios. Los molinos se iluminan por óculos. Toda la estructura se cubre mediante cubierta inclinada para facilitar el desagüe antes de la ampliación de la construcción.

Lo que más llama la atención del coronamiento de la presa es un arco de medio punto, de sillería, con volutas de aspecto neobarroco y una reja decorativa rematada en una cruz de forja. Junto al arco, sobre las aguas de la presa, hay una especie de balcón sustentado por una estructura metálica, todo ello correspondiente al recrecimiento citado.