Descubrir sobre el escenario a Maui es una revolución sensorial. Una auténtica experiencia para los sentidos. Entablar conversación con Mª Luisa Ramírez (Maui, Utrera, 1977) es otra algarabía para la razón, la sensatez, y un encuentro, cara a cara, con esa magia que solo surge en los que creen en la propia intuición, y en muchas horas de trabajo detrás. Con esa magia ‘sin trucos, ni varitas mágicas’ surge el quinto trabajo ‘Por arte de magia’ de esta ‘cantaactriz’.  Y ella, a la que han definido como la ‘Lady Gaga del flamenco’, la Woody Allen de la canción, o la Björk de Utrera, sonríe y agradece al mundo en general, y a su madrina artística en particular, Martirio, todo lo que le está pasando. Yo me la creo. La creo porque la vi con lágrimas en los ojos, extendiendo los brazos, con el escenario detrás, en altura, pero agazapado a sus pies, tras un domingo de ‘Vermut y Potaje’ en el Teatro Flamenco de Madrid cuando como espectador, encontró a su padre. Allí, ataviada como una diosa hindú volvió Mª Luisa Ramírez a la Utrera de su infancia, mientras Maui se tambaleaba en los tacones que le había prestado el éxito. Esta maravilla ‘aflamencada’, iconoclasta, moderna, y ‘arreglá por informal’, la tenemos este sábado en Cáceres acompañada a la guitarra por Paco Soto, y las palmas y el arte de Kiko y Juan Carlos Gil. Háganme caso y vayan a verla. Se convertirán en incondicionales.

Dentro del ciclo ‘Artista en ruta’ este sábado 13 de abril, presentará su nuevo trabajo en el espacio de creación ‘Belleartes’ a partir de las 21:00 horas. ¿Contenta de venir a Extremadura?

¡Claro! En Cáceres solo he estado una vez, con mi segundo disco, pero tengo el recuerdo de una ciudad de una belleza espectacular y de una gente muy cálida. Este disco como es ‘Por arte de magia’ te lleva a lugares así, y estoy segura de que va a ser un concierto especial, porque el espacio ‘Belleartes’ provoca esa magia y la gente de Cáceres también.

¿De dónde saca la magia Maui?

Pues la magia está en las canciones y ese título, ‘Por arte de magia’, que es la primera canción del disco, es la primera que salió de ese ramillete que es el disco. Y surgió de la nada. Yo estaba pasando por una crisis creativa, que a muchos artistas nos ocurre y que agobia muchísimo, porque es el momento en que una se hace preguntas y se plantea de donde vienen las canciones. Qué hace que un papel en blanco de repente tenga una historia con su música, su armonía, su ritmo…, y cuando una se lo propone y se provoca el escribir, las canciones te eligen a ti y tú solo sirves como canal para volcarlas al papel. Y esa es la magia verdadera, el no tener un control de lo que estás haciendo. Esa ‘cosa’ mágica es la que te controla a ti. Y de hecho la canción ‘Por arte de magia’ habla de eso: ¡ay!, ¡que no llegan las musas, no puedo escribir!, y de todo eso comenzó esa canción y este disco.

¿El personaje de Maui lo eligió Mª Luisa Ramírez?, ¿son la misma persona?

No, no, son muy diferentes. Mª Luisa esa muy cañera consigo misma. Es bastante ‘repelente’, muy estudiosa y es la que hace las cuentas. ¡A mí me cae muy mal Mª Luisa! Es la que compra el pan todos los días y la que mantiene los pies en la tierra, en cambio, Maui tiene la cabeza en las nubes. Es el niño adormecido que tenemos dentro y que es muy necesario que saquemos de dentro. El personaje de Maui en escena provoca, que todos se identifiquen con él y hagamos que esta sociedad sea más colorida, más divertida y un poquito más creativa.

¿Quién de las dos decidió estudiar violonchelo?

¡Mª Luisa! (se ríe) ella se apuntó al Conservatorio, ¡ay que responsabilidad, tengo que aprender! Mª Luisa viene de Utrera del Polígono El Tinte, de una familia que no tenía nada. Es casi un milagro que naciera Maui porque el futuro de esa niña era tener niños con 18 años y ser ama de casa. Y Mª Luisa siempre ha tenido mucha curiosidad, siempre ha tenido ganas de aprender, ha leído mucho, y ha tenido ganas de estudiar hasta el punto de ser la primera gitana en Utrera que elige el violonchelo. Llega, se envalentona y le dice a su padre: yo quiero estudiar esto, y el padre: ¿violonchuelo? ¡Esta niña es extraterrestre! Pero sí, yo tenía esa curiosidad de aprender ese palo con cuatro cuerdas, y además llevármelo al flamenco de lo que no había ningún método y había que investigarlo. Y así es Mª Luisa, ¡le gusta meterse en camisas de once varas!

Maui, tengo que decírselo, ¡qué bonita la canción que canta con Tomasito: ‘Tiempo al tiempo’!

Esa canción está grabada en riguroso directo. Hicimos tres tomas y nos quedamos con la primera. Tomasito es un genio del directo. Le vi ideal para poder contar esta historia: la de dos personas que intentan enamorarse, y ahí, intentando convencer al otro de las ventajas de poder pasar un rato juntos…, y luego, si no surge el amor, ¡da igual!, porque todo lo que ha habido en el intento ya ha merecido la pena.

¿Qué significa Martirio para usted?

Es un faro que le da luz a este barquito que yo llevo sola donde siempre me he sentido bastante llevada por el viento y movida por la marea a contracorriente. Todo, hasta que conocí, primero a la artista, y luego a la persona que hay detrás de las gafas y la peineta. Detrás de esas gafas hay unos ojos verdes que te miran para adentro, y un corazón blandito y maravilloso que, no solo me ayuda en la parte profesional sino también en la personal. Me da mucha luz y es una gran amiga. Solucionamos muchos problemas yéndonos a comer, haciendo canciones, riéndonos mucho de la vida, ayudándonos y sobre todo, yo aprendo con ella, ¡pues imagínese, muchísimo!

La estética de Maui, ¿es un impulso?, ¿una mezcla de vivencias?

La estética surge al principio de todo, porque Mª Luisa no sería capaz de ponerse al frente de un proyecto tan arriesgado, con un espacio tan grande a la improvisación y el humor. Yo creé este personaje para poder expresar estas canciones, teatralizarlas, y echarle todos los condimentos necesarios que a mí me parecían que eran válidos y que iban más allá de un concierto. Está basado en la imaginación color, alegría y sobre todo humor. Si ves al personaje en escena va súper recargado, sobre unos tacones que no sabe llevar muy bien, con, de repente, una tetera en la cabeza. Este personaje tan surrealista y de tanto humor da mucho juego estético y musical. Maui tiene mucho del niño que llevamos dentro.

¿Qué le ha supuesto transformar los domingos de Madrid junto a Ángel Rojas?

Una experiencia, una aventura muy emocionante que me tiene muy contenta, porque Ángel me ha dado la oportunidad de desarrollar una guion muy loco, ¡y arriesgándonos los dos!, por suerte ha funcionado. Lo que queríamos era mezclar disciplinas. Tener presente la danza, el humor, la música, el teatro, ¡incluso la comida! La gente entra en el Teatro Flamenco de Madrid y ya comienza la experiencia porque le ofrecen un vermut, ¡y al final se comen un potaje! Mi idea era acercarnos lo más posible a la verdad de una fiesta flamenca, que siempre conlleva un portaje, al menos en Utrera, que es como yo lo he vivido. Todo lo que cuento ahí es verdad. A la gente le toca mucho la sensibilidad. Hay un recorrido por las emociones: de la risa a la lagrimita y a la reflexión. Eso sucede porque es verdad. En torno a la olla sucede la magia.

Foto: Maui realizada por Miriam Yeleq

Palop Flamenco