El pasado 23 de abril fallecía en su casa de Madrid Ana Lázaro, hija del pintor de origen portugués Bonifacio Lázaro Lozano. En su último testamento, fechado el 30 de marzo de este mismo año, legaba al Museo de Bellas Artes de la Diputación de Badajoz las obras de su padre que la han acompañado hasta sus últimos momentos. Este legado, que por su valor artístico y relevancia del pintor, ha sido aceptado por la Diputación de Badajoz, está compuesto por óleos, dibujos y una escultura hasta un total de 114 piezas que ahora pasan a formar parte de la colección permanente.
No es la primera vez que Ana Lázaro contribuye a enriquecer la colección del MUBA. Su más reciente aportación fue la donación de 4 lienzos y 400 dibujos y apuntes de viajes de su padre que se recogieron en la Edición Rescate de 2017 bajo el título Una vida en Cuadernos. Dibujos de Bonifacio Lázaro Lozano.
Entre las piezas legadas, destaca el retrato de Ana Lázaro con sari verde que su padre realizó en noviembre de 1973 cuando su hija contaba con 40 años de edad. Nacida en 1933 en Madrid y enamorada de Extremadura, Ana Lázaro ha cumplido una vida dedicada al Arte en otra faceta ya que ha sido bailarina, coreógrafa y profesora de ballet. Celosa defensora de la trayectoria pictórica de su padre, eligió el Museo de Bellas Artes como custodio de este último legado, el más personal.
El MUBA tiene en su recorrido permanente parte del pasillo de la primera planta y la sala 7 del Edificio A dedicadas al pintor Lázaro Lozano. Ahora, y durante dos meses, la sala 00 acoge una representación de las piezas al óleo legadas por su hija al Museo de Bellas Artes.
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