Ingredientes:

Para el mazapán:

  • 250 g. de almendra molida
  • 200 g. de azúcar
  • 75-100 ml. agua
  • La ralladura de un limón
  • Azúcar glass (para trabajar la masa)
  • Para la crema de yema: 4 yemas de huevos M
  • 100 g. de azúcar
  • 50 g. de agua

Para el glaseado final:

  • 200 g. de azúcar glass
  • 5 cucharadas de agua

Elaboración:

En el caso que queramos utilizar almendras enteras crudas, lo primero que haremos será darles un hervor para poder retirarles la piel con facilidad.

Secamos las almendras con un papel de cocina y las trituramos lo máximo posible.

Se aconseja que incluyáis 1 o 2 cucharadas de azúcar a las almendras al triturarlas, así evitaremos que se conviertan en una pasta aceitosa, quedará una almendra molida y suelta. Reservamos.

Si utilizamos almendra previamente rallada este paso podremos saltarlo.

En una cazuela añadimos el agua y el azúcar. Removemos mientras se calienta el agua para diluir el azúcar.
Dejamos que se cocine mientras hierve durante 1 o 2 minutos, creando un almíbar ligero.

Incorporamos el almíbar a la almendra rallada poco a poco, integrándolo a medida que lo añadimos. Es importante que no agreguemos demasiada agua, por eso debemos de ir valorando para que no nos quede una masa demasiado mojada.

En el caso de emplear almendra entera rallada por nosotros mismos, será necesaria mucha menos agua que si compramos la almendra ya rallada.

Es mejor ir añadiendo el almíbar poco a poco, amasar y seguir añadiendo si es necesario. Suele resultar suficiente con unos 65 ml. de almíbar.

Añadimos a la masa la ralladura de un limón que previamente hemos lavado y secado. Siempre sin llegar a la parte blanca, no queremos que amargue. Integramos bien y formamos una bola con la masa de mazapán.

Dejamos que repose y se seque un poco durante unas 2 horas.

A continuación comenzaremos a amasar. En la encimera de la cocina colocamos un papel de horno y encima espolvoreamos azúcar glass o azúcar molido. Cogemos una porción de la masa de mazapán y la extendemos con un rodillo. Debemos de dejarla de un espesor no mayor de 3 mm. En caso contrario nos quedarían unos huesos demasiado contundentes.

Con la ayuda de una regla y un cuchillo cortamos la masa en tiras de unos 5 cm. de ancho.

Con un palito de los que se utilizan para las brochetas hacemos pequeñas incisiones en las tiras de mazapán para hacer el diseño característicos. Cortamos cada tira en piezas de 6 cm. Necesitaremos la ayuda de un palito de madera para hacer unas cañas con cada una de las porciones que hemos cortado por ejemplo con el mango de una cuchara de madera.

Presionamos ligeramente en la unión de los dos bordes y dejamos que se sequen durante unas dos horas.
Mientras los huesos se secan preparamos la crema de yema. Separamos las claras de las yemas y batimos las yemas. Reservamos.

En un cazo hacemos un almíbar con el agua y el azúcar. Incorporamos los dos ingredientes en un cazo y cocinamos el almíbar durante unos 5 minutos.

Retiramos del fuego.

Añadimos, poco a poco, mientras integramos con una varilla, el almíbar a las yemas. Es importante que este proceso lo hagamos con cuidado para que las yemas no lleguen a cuajarse.

Colocamos la mezcla en un bol y lo ponemos a baño maría, removiendo casi sin parar, hasta que se haya espesado. Este proceso nos llevará unos 30 minutos.

Es fundamental que nos quede una crema bien espesa ya que, aunque al enfriarse espesa un poco. Debe tener bastante consistencia para que quede estable dentro de los huesos de mazapán.

Dejamos que la crema se enfríe antes de guardarla en el frigo durante una hora.

Y para finalizar los montamos. Metemos la crema de yema en una manga pastelera y rellenamos los huesitos de mazapán.

Preparamos un glaseado con el azúcar glas y el agua.

Combinamos ambos ingredientes y los mezclamos hasta que se cree una crema bien espesa.

No será necesaria mucha agua, podemos ir tanteando pero con 5 cucharadas de agua será suficiente.

Sumergimos los huesos en el glaseado con dos tenedores y los vamos colocando sobre una rejilla para que escurran.

Esperamos a que se seque el glaseado antes de manipularlos.

Y ya tenemos listos nuestros huesos de santo