El Secretario General de Educación , Francisco Javier Amaya Flores, ha pasado por los micrófonos de Radio La Fuente para hablar sobre la figura del coordinador de bienestar y protección del alumnado que se va a implantar el próximo curso, y sobre los retos del sistema educativo en una sociedad pandémica, en constante transformación, e hipertecnologizada
El pasado 26 de enero intervino en el acto conmemorativo del 25 Aniversario del Instituto Fuente Roniel de Fuente del Maestre, un centro en el que impartió lengua castellana y literatura; donde dejó huella y en el que, como ha dicho en más de una ocasión, encontró “la horma de mi zapato”.
C. Llamazares: Recuerdo la jornada del pasado 26 de enero, en el hall del instituto de Fuente del Maestre. Entraste y todo fueron sonrisas, abrazos, mucha emoción. ¿Te sentiste como si jugaras en casa?
F. Amaya: No como… es que ese instituto es mi casa. Aunque ahora ejerzo de secretario general de educación, yo soy profesor de lengua y literatura y en ese instituto encontré la horma de mi zapato. Me encontré con un alumnado con unas características ideales para mí, gente despierta, creativa, muy activa, inquieta … Con unos compañeros muy profesionales y con un gran equipo directivo, Lo dije en mi discurso, y me reitero.
C.: Y con una mujer 25 años al frente de un centro educativo, que nació de una fuerte demanda social y que hoy es un referente a nivel regional y nacional
F.: Sí, y aunque es una persona a la que no les gustan los halagos, el instituto no sería lo que es sin el trabajo de María Esperanza Calderón. No es nada fácil ser directora de un instituto, ni en el 96 ni en los tiempos que corren. 25 años trabajando con absoluta discreción, y con absoluta lealtad a la administración; independientemente del signo político que sea, siempre pensando en la estabilidad y progreso del centro, es una gran labor que es justo reconocer públicamente.
C.: Y justo antes, el 25 de enero, anunciaste que estáis trabajando, perfilando una figura nueva, la del coordinador de bienestar y protección del alumnado que se implantará en todos los centros educativos el próximo curso.
F.: Esta figura surge a partir de la Ley Orgánica de Protección Integral a la Infancia y Adolescencia, que debió entrar en vigor el 25 de diciembre del 2021. Pero debido a un acuerdo entre los ministerios de política sociales y educación, esta figura va a ser de ámbito nacional, y se implantará a partir del 1 de septiembre del 2022. Es muy necesaria. Deberá trabajar a nivel interno en estrecha coordinación con las familias, los claustros y los equipos directivos; y desde un punto de vista externo, con los servicios sociales, las autoridades sanitarias, los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado y las autoridades judiciales. Y estamos articulando si este profesional puede ser un educador social, o puede ser otra persona del propio centro, si así lo consideran oportuno los directores , que son los que mejor conocen el entrono del centro. Creemos que debemos darle ese poder de decisión, que claro está deberá estar muy fundamentado.
El fin de todo esto: Que los niños, los alumnos en los centros educativos ante todo tienen que ser felices, con todas las garantías. Tenemos que protegerles contra cualquier tipo de violencia, sea física, cibernética, psíquica… Que se midan muy bien todos los parámetros vinculados directamente con la convivencia, y que puedan ser indicativos de que algo le está pasando al chaval: una baja autoestima, un cambio extraño de comportamiento, una bajada del rendimiento académico… Esta figura viene para reforzar esta función, proteger al menor.
C.: Y en medio nos coge una pandemia, que aparte de obligar al sistema educativo a cambiar muy rápido las formas de aprendizaje, nos está dejando otro tipo de secuelas a nivel psicológico, emocional. Hace poco, me decían las directoras de los colegios de La Fuente, que el regreso a las aulas después de las vacaciones navideñas había sido más frío y menos alegre que otros años, puesto que tampoco las navidades han sido las que queríamos. Imagino que el sistema educativo se prepara para afrontar esto.
F.: Los niños han sido un verdadero ejemplo. Pero los centros son espacios para la convivencia social y emocional, lugares donde los alumnos pueden encontrar lo que a lo mejor no encuentran en sus hogares por alguna situación de vulnerabilidad, Y de repente, llega una pandemia. Y claro, si no se tienen firmes los pilares a nivel social, familiar o educativo, empiezan a asomar las dificultades.
En cualquier caso, a todos nos ha afectado, nos faltan los afectos. Y, aunque aún es pronto para sacar conclusiones, sí que empezamos a notar problemas en comprensión lectora, y por tanto dificultades a la hora de resolver los problemas matemáticos. O si un alumno ya tenía problemas de autoestima, o con tendencia al aislamiento social por ejemplo; detectamos que esos problemas se han acentuado con la pandemia. Precisamente, gran parte de los programas de cooperación territorial de los fondos europeos para educación están destinados a paliar esto; de ahí la bajada de las ratios en algunos ciclos, o el refuerzo en orientación educativa, entre otras medidas.
C.: Y la transformación digital. Otro reto en permanente revisión para el sistema educativo
F: Sin duda. Gracias a que Extremadura apostó desde el año 2000 por la implantación de nuevas tecnologías en los centros, cuando se decretó el estado de alarma, pudimos aguantar. Rayuela apenas se colgó, abrimos Scholarium para los docentes, y se dotó de dispositivos a los centros y al alumnado, especialmente a los que tenían acceso a los mismos.
Pero esta transformación hay que llevarla más allá, debe integrarse en el aprendizaje. Por ello, vamos a seguir reforzando digitalmente las aulas, las bibliotecas. Y este curso hemos empezado con el proyecto llamado “Aula del Futuro”: Será espacios polivalentes donde habrá zonas para la reflexión, zonas para la creatividad, y lugares amplios por donde moverse y relacionarse. Las aulas actuales se parecen demasiado a las del pasado.
Cada centro tendrá un aula de este tipo, no es sólo cambiar la pizarra con tiza por una digital. Es un cambio de mentalidad de acceso a la información, de alfabetización múltiple. Nuestros alumnos no sólo deben ser alfabetizados en lecto – escritura, deben ser alfabetizados para vivir en un mundo sobreinformado.
C.: Se están planteando cambios de evaluación, como anticipaste. ¿ Por qué?
F.: El fracaso escolar tiene relación directa con el abandono escolar. En los últimos 7 años, en Extremadura ha bajado en 10 puntos esa terrible tasa, y estamos por debajo de la media. Pero tenemos que replantearnos por qué hay alumnos que siempre repiten o por que se repitan determinadas materias, y más cuando vemos que se trata de alumnos con un nivel socioeconómico bajo. El punto de partida es el graduado escolar, la Eso. Hay que plantearse que los mecanismos de recuperación deben hacerse dentro del calendario escolar, y por eso el curso debe acabar en Junio. Y debemos devolver la confianza al docente , a la junta de evaluación y que el que un alumno consiga o no esa titulación básica no dependa sólo de lo académico. Que intervengan otros factores como que el alumno sepa leer y expresarse bien, que sea trabajador, que sea respetuoso con los demás también son factores que deben ser tenidos en cuenta.
C.: Finalmente, reseñar que estamos ante un mundo en constante cambio, globalizado, con sus amenazas de guerra y con ciudadanos saturados con mensajes … Creo que la educación, en estos tiempos, es un reto difícil a la par que fascinante. Como si siempre tuvieras que estar cambiando de gafas …
F.: Totalmente. Nos estamos graduando constantemente la vista para mirar bien la realidad que tenemos en cada momento, y ajustar bien el sistema… Aquí me gusta citar a Víctor Hugo en su novela “Nuestra Señora de Notre – Dame”, cuando escribe: “ Yo soy más partidario de las reformas que de las revoluciones, porque las revoluciones siempre dejan víctimas. En cambio, las reformas permiten que los cambios se produzcan desde la integración de las diferencias” . Y ahora todo va demasiado deprisa, como si empezáramos de nuevo a pesar de llevar tantos años.
C.: Yo me considero hija de aquella reforma educativa de los 80, en la que los alumnos teníamos voz en los consejos de dirección, hablábamos de tú a tú con los equipos directivos, se nos daba muchas alas para la creatividad, y había y se fomentaba mucho el diálogo entre todas las partes … Echo de menos esa humanidad de entonces, esa etapa que yo viví en el “Suárez de Figueroa” de Zafra. Como alumna, yo encontré también allí mi horma …
F.: Ésa es la reflexión ética de fondo, lo que tú estás apuntando. Humanizar, aunque el reto digital esté presente y haya que darle importancia. Pero, si de repente vemos que un alumno anda con la cabeza agachada, tenemos que plantearle el porqué está así, darle una respuesta. La educación debe siempre encontrar las respuestas a todas las situaciones humanas.
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