Éxito rotundo durante la tarde noche de ayer en los que a pesar de los más de 37° alcanzados en el asfalto, pasadas las ocho y media de la tarde, incluso, unas cuarenta personas llegadas de todos los puntos del país a esta villa pacense de Ribera del Fresno a las ferias y fiestas del Emigrante, no quisieron perderse una ruta que una vez más se consolida ese interés general por conocer los rincones más singulares del municipio ribereño guiados por uno de sus hijos más ilustres, Meléndez Valdés.

Esta visita de tres horas, que como punto de encuentro y fin se citó en la casa natal del poeta ribereño, Juan Meléndez Valdés, hilo conductor de la misma, pudo adentrase en todas sus alcobas de esta humilde morada, tras cruzar el zaguán, para conocer in situ cada una de las facetas de este extremeño adelantado a su tiempo. La casa dispone de cuatro salas, una dedicada al hombre, otra al jurista, otra al poeta y la dedicada al político, y todas ofrecen información y análisis de un perfil intelectual y humano como el del que escribió los Discursos forenses.

De esta forma el Ayuntamiento de Ribera del Fresno apuesta por esta ruta turística ofreciendo un espacio de interpretación y documentación sobre este Restaurador de la poesía española, y una de las figuras más destacadas de la segunda mitad de nuestro siglo XVIII. Un proyecto, el de habilitar este inmueble sito en la calle que lleva el nombre de Meléndez Valdés, que surge por aquel año —2014— recién adquirido para memoria y tributo del escritor ilustrado.

Esta Ruta recorrería las calles y monumentos más importantes de esta villa santiaguista como fue la ermita del Cristo de las Misericordias, patrón del municipio; Antigua Hermandad de Labradores en plaza de España; Calle Cura; Parroquia Ntra. Sra. de Gracia; Ayuntamiento; Casa de la Cultura hasta adentrarse en la hoy Capilla de San Juan Macías, en lo que fuera su casa natal y donde se conserva una de las ollas que obraron el milagro de Olivenza, aparte de lienzos y documentos de interés. Según se cuenta, con tan solo ocho años de edad, el pequeño Juan tenía visiones en las que se le aparecía otro niño que decía ser Juan el Bautista, quien lo acompañaba siempre, aportándole consejos y predicciones.

REDACCIÓN