El pasado sábado una expedición de catorce personas, pertenecientes a la Asociación para el Desarrollo de la Cultura del Vino en Tierra de Barros (Avitibar), se desplazaría a Bodegas ‘La Pelina’ de Usagre para conocer sus instalaciones y todo el proceso que siguen sus vinos antes y después de salir al mercado vitivinícola.

Durante las tres horas que duró la visita pudo recorrerse en orden cronológico esta bodega la que aglutina más de 100 años de antigüedad, hasta la actualidad. Expresando lo que viene siendo los diferentes almacenajes del vino, la elaboración de éste, el envejecido y las barricas. Haciendo una parada en su sala de catas, donde se degustan hasta tres vinos, “los más singulares o más diferentes para que los clientes disfruten de algo especial”, comenta Bonifacio Fernández. Una visita a la que no le faltó presentar su viticultura en el Jardín Botánico, antes de pasar la palabra al enólogo, Antonio, hermano del anterior y quien realiza la parte más técnica del vino, porque él es el especialista y el que lleva todo el proceso y quien está todo el año pendiente de ello.

Una bodega familiar que desde el año 2015 está volcada con el turismo, “nosotros recibimos turistas en casa, desde la remodelación de la bodega recibiendo visitas más enoturísticamente hablando, tiene muchísima venta directa, para nosotros una práctica habitual el que venga gente a conocernos y a llevarse de vino, estando al lado de un foco tan importante como el Balneario El Raposo, también solemos recibir asociaciones, se muestran las variedades que se muestran ahí en el Jardín Botánico.

Cuatro generaciones y 133 años les avalan como una experiencia única en el desarrollo vitivinicola. Merecedores de importantes premios y galardones como los Mezquitas en Córdoba que han reconocido por 6º año consecutivo la calidad e Innovación en sus caldos; o los Premios Arabel, que lo han hecho dos años consecutivos. Vinos como “La Chacona” o “La Pelina” han llevado el nombre de esta bodega por distintos puntos de la geografia española.

Bodegas La Pelina está rodeada de sus propios viñedos, más de 60 hectáreas que les permiten cultivar y elaborar sus caldos desde la base, cuidando y mimando cada viña, cada racimo para llegar a obtener los mejores vinos en todas las variedades: blanco (Macabeo, Cayetana, Eva Beba, Chardonnay, Sauvignon Blanc, y, Alarije), tintos (Tempranillo, Tinto Fino, Cabernet, Merlot, Garnacha común, Garnacha tintorera, y Syrah).

Por Juan Francisco Llano Báez