La asociación Colectivo Manuel J. Peláez, ante las amenazas globales que actualmente planean sobre la cultura y en respuesta a los ataques que diversas iniciativas culturales están sufriendo ya en nuestro país, siente la responsabilidad de manifestarse públicamente y busca adhesiones de grupos y personas a este

Manifiesto Por la Cultura

En un Estado democrático como es la España del siglo XXI sería innecesario apelar al respeto por los derechos humanos, entre los que se incluye el derecho a la cultura – como a la igualdad, la memoria, la salud o la sostenibilidad–, pero soplan vientos sociales y políticos en los que es preciso reiterar lo evidente.
Reiteramos que la labor del conjunto de profesionales de la industria cultural debe tener garantizado el desarrollo de la expresión, la creación, la promoción y la gestión en condiciones de plena libertad.

Reiteramos que las organizaciones sociales y el voluntariado, las ciudadanas y los ciudadanos, somos imprescindibles para que en nuestros pueblos y nuestros barrios sigamos viviendo la cultura, no como objeto de consumo o adoctrinamiento, sino como espacio y medio para la conciencia colectiva.

Reiteramos que la ciudadanía debe tener libre acceso a cualquier forma de manifestación cultural, como espectadora y también como partícipe activa y generadora fundamental de la cultura.

Por ello exigimos y exigiremos a los poderes públicos que cumplan el mandato constitucional de promover el acceso a la cultura, sin imposiciones ideológicas o de otro tipo que nos hagan retroceder a los oscuros tiempos de la dictadura, cuando el pensamiento crítico era objeto de persecución por la vía de manipular, limitar o censurar la cultura.

Instamos a la totalidad de agentes culturales a que movilicen sus capacidades y recursos para impedir que las personas y los grupos sociales más alejados de la cultura acaben perdiendo ésta como herramienta de conocimiento y comunicación.

Y animamos a la ciudadanía, organizada en asociaciones o a título individual, a que expresemos con todos los instrumentos en nuestra mano un compromiso claro con la cultura –sin la cual no es posible la democracia– frente a quienes nos quieren ignorantes.